martes, 5 de marzo de 2013

Holandeses ponen a prueba a autos eléctricos

Elisabeth Rosenthal | The New York Times

FUENTE http://www.elnuevodiario.com.ni/nyt/278146

Holandeses ponen a prueba a autos eléctricos
Patrick Langevoort recarga su auto eléctrico en su lugar de trabajo en Arnhem, Holanda. El vendió su vehículo de gasolina y empezó a emplear el vehículo menos contaminante. Se espera que cobren relevancia en este país donde el galón de gasolina se paga en US$8.50. Ilvy Njiokiktjien-The New York Times / end

Cuando la compañía de Patrick Langevoort lanzó un vehículo eléctrico hace dos años, los primeros meses estuvieron llenos de desventuras: Se encontró lejos de Amsterdam, con sólo un 25 por ciento de carga restante, incapaz de encontrar el punto de recarga enlistado en un mapa. Aunque se suponía que el auto recorrería 160 kilómetros con la batería totalmente cargada, descubrió que el clima frío y la alta velocidad reducían ese rango.

Pero los vehículos eléctricos han mejorado, la red de estaciones de recarga en Holanda se ha ampliado y los conductores como Langevoort se han acostumbrado a las particularidades de la conducción de vehículos eléctricos.

“Yo era un verdadero aferrado a la gasolina”, dijo Langevoort, que trabaja para una compañía que administra redes de electricidad. “Ahora, he vendido mi auto de gasolina”.

Aunque varios países europeos y algunos estados estadounidenses están promoviendo agresivamente el uso de vehículos eléctricos para reducir las emisiones que calientan al planeta y la contaminación, Holanda ofrece quizá la prueba de factibilidad final. Si los vehículos eléctricos se vuelven populares en algún lugar, debería ser aquí: un país pequeño con precios de la gasolina de alrededor de 2.25 dólares por litro y una larga tradición de activismo ambiental.

Para alentar la conducción de vehículos eléctricos, el país está desarrollando una red nacional rápidamente en expansión de estaciones de recarga en las ciudades y a lo largo de las autopistas; y Amsterdam ofrece a los dueños de vehículos eléctricos recargas y estacionamiento en la calle gratuitos. Con elevadas exenciones fiscales, arrendamientos promocionales y costos de operación más baratos porque no hay necesidad de comprar combustible, los vehículos ofrecen costos de conducción no mayores a los de los autos convencionales, dicen algunos analistas.

El número de vehículos eléctricos de enchufe en Holanda aumentó ocho veces a alrededor de 7,500 el año pasado, y los puestos de recarga abundan en las aceras.

“En varios países se están empezando a ver algunos vehículos eléctricos en las calles, especialmente en las ciudades capitales; son visibles”, dijo Peter Jensen, un experto en transporte en la Agencia Ambiental Europea.

Sin embargo, los experimentos con los autos en Holanda y Dinamarca también subrayan los desafíos que enfrenta esta nueva tecnología. Las ventas han sido menores de lo que esperaban los políticos y fabricantes de autos, representando menos del uno por ciento de los vehículos nuevos, incluso aquí.

“Parece que la industria no ha convencido a los consumidores de que pueden hacer esto”, dijo Jensen. “Si fracasan en los próximos años, pienso que los inversionistas se retirarán, y eso será un problema”.

El año pasado, se vendieron mundialmente 120,000 vehículos eléctricos de enchufe, según un informe reciente elaborado por Pike Research, un grupo analista de la industria, que predice un crecimiento anual del 40 por ciento de aquí a 2020. En 2012, 52,000 se vendieron en Estados Unidos, que ahora tiene 12,000 estaciones de recarga, según la firma consultora automovilística J.D. Power; pero están dispersas en una gran área. Esas estadísticas incluyen los autos eléctricos puros y los híbridos de enchufe, que pueden operar con gasolina o propano una vez que la batería se descarga.

Aunque muchos analistas habían asignado a los autos eléctricos al nicho de segundos vehículos, un sondeo de 2012 de los conductores holandeses de autos realizado por la firma consultora Accenture encontró que la mayoría de ellos terminaron siendo usados como el vehículo primario de una familia.

Los conductores aprendieron a determinar cuán lejos podían conducir con una carga, superando lo que ha sido llamado “la ansiedad de alcance”. Empezaron conduciendo cautelosamente directo de la casa a la oficina, a sabiendas que podían recargar en uno o ambos sitios. Con el tiempo, ampliaron su repertorio de conducción, aprendiendo dónde encontrar puntos de recarga en talleres y a lo largo de las autopistas, una aplicación para teléfonos inteligentes los contiene todos. Esa tarea se facilitó por el creciente número de tiendas en cadena y restaurantes que ofrecen sitios de estacionamiento con enchufes de recarga, de manera que los clientes pueden reabastecer sus vehículos mientras comen o hacen compras.

Sin embargo, un nivel de complejidad limita la aceptación.

“Sigue habiendo cierta planeación; es un poco como un rompecabezas”, dijo Maarten Noom, un consultor de Accenture que conduce un vehículo eléctrico. “No es la misma relajación mental que con un auto de gasolina”.

Noom, por ejemplo, recarga en su oficina y durante la noche en casa, pero cambia a un auto de gasolina cuando sus citas están dispersas por todo Holanda, donde en ocasiones conduce cientos de kilómetros en un día.

Recargar en casa usa poco voltaje y toma entre cuatro y ocho horas. Las nuevas estaciones de recarga rápida dan una carga del 80 por ciento en entre 20 y 30 minutos, pero son costosas de instalar y aún son raras.

Langevoort, el gerente de la compañía de electricidad, dice que ahora sale para el trabajo más tarde porque la carga de su Opel Ampera rinde más conforme el día se calienta.

Algunos programas de arrendamiento de autos eléctricos aquí ofrecen vehículos de gasolina gratuitos o con descuento para quienes quieren tomar unas vacaciones de una semana conduciendo por Europa.

Muchos expertos dicen que la falta de un modelo de negocios uniforme en el mercado naciente también es un obstáculo. Los contratos de recarga en ocasiones se compran con el auto y atan a una red de recarga particular, al igual que los teléfonos celulares están vinculados con una cierta operadora. Lo que es más, la penetración de las varias redes varía dependiendo de la región, y la tecnología no siempre es intercambiable.

En Europa, la red de recarga operada por New Motion ofrece electricidad en dispositivos parecidos a una bomba. Un rival, Better Place, ofrece estaciones de intercambio donde los conductores reciben una batería cargada además de los puntos de recarga. En Estados Unidos, SAE International, una organización de científicos e ingenieros de vehículos, adoptó recientemente un enchufe de carga estándar nacional de manera que la mayoría de los vehículos eléctricos puedan usar cualquier estación de recarga. Pero algunas compañías, como Tesla Motors, operan redes cerradas de “supercargadores” de alto desempeño.

“Ese tipo de incertidumbre también está inquietando a los clientes”, dijo Mike Omotoso, un alto gerente de difusión en LMC Automotive, una firma de investigación de mercado. “Hay una sensación del Viejo Oeste, con muchas compañías incorporándose. Pero finalmente habrá una reestructuración y consolidación”.

En muchos países europeos hay un buen argumento financiero para conducir vehículos eléctricos. En Dinamarca, los impuestos sobre los autos de lujo pueden ser de 200 por ciento del precio de lista, mientras que los vehículos eléctricos están libres de impuestos. En Holanda, la gasolina cuesta unas cinco veces lo que la electricidad necesaria para un recorrido similar.

Aunque hay algunas exenciones de impuestos para las compras de vehículos eléctricos en Estados Unidos, el gobierno del Presidente Barack Obama ha confiado más en el exhorto para hacer a los vehículos eléctricos “tan asequibles y convenientes como los autos de gasolina en los próximos 10 años”. En enero, el Departamento de Energía anunció su Desafío de Recarga en el Lugar de Trabajo, en el cual Google, Verizon, Eli Lilly, Nissan y otras compañías prometieron poner infraestructura de recarga en al menos una oficina importante.

Jensen, de la Agencia Ambiental Europea, dijo que pudiera necesitarse una gran inyección de dinero para mejorar la infraestructura en aquellos países que buscan incrementar el uso de vehículos eléctricos.

Cuando analizó comprar un auto eléctrico, el sistema de recarga no coincidía con los enchufes de su cochera, dijo Jensen, y pocos están dispuestos a conducir por toda Europa con una cajuela llena de adaptadores.

“Pienso que las compañías que ganen no serán necesariamente las que tengan la mejor tecnología, sino las que formen las mejores alianzas”, dijo. “Si uno tiene un teléfono móvil – e incluso más un auto _, lo más importante es que se pueda usar dondequiera que uno vaya”.

Más popularidad

El año pasado, se vendieron mundialmente 120,000 vehículos eléctricos de enchufe, según un informe reciente elaborado por Pike Research, un grupo analista de la industria

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