miércoles, 13 de marzo de 2013

El nuevo relato de la inseguridad

POR RICARDO ROA-Clarin

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12/03/13-Clarin

Las víctimas de la sensación de inseguridad se multiplicaron en las últimas horas. Mataron a un joven rugbier en La Plata, a la dueña de una heladería en Mataderos cuando cerraba el local y a un turista alemán que cumplía el sueño de viajar en casa rodante por nuestro país y había parado antes de llegar a Mar del Plata, para descansar y ver el amanecer.

También fusilaron en otro asalto a una chica de 17 años que atendía un quiosco en Junín, y se desató la furia (ver pág.3). Son sólo las últimas noticias, no las únicas: todos sabemos que hace tiempo la inseguridad viene en escalada.

Cuando le preguntaron al secretario de Seguridad, Sergio Berni, se despachó con una parrafada difícil de entender. Dijo: “¿A quién carajo le importa la sensación de inseguridad?”. ¿Qué quiso decir? ¿Que lo que realmente importa es la inseguridad o quiso reivindicar aquel famoso disparate de Aníbal Fernández?

Desde la radio, le respondió por todos el periodista Fernando Bravo, víctima de un robo también en estas horas: “A mí si me importa la sensación de inseguridad”.

El drama de la inseguridad es bien complejo y nadie le puede pedir a los funcionarios que lo resuelvan de un día para el otro. Pero negar la realidad es la peor de las políticas: los muertos prueban que la sensación de inseguridad mata de verdad.

El gesto de Berni de minimizar el significado que esto tiene, contiene otros gestos. Uno, tratar de sacarse la mochila de la responsabilidad de encima. Dijo que Meoni, el intendente de Junín que le había pedido ayuda y es un radical no alineado con el kirchnerismo, “está tratando por todos los medios de despegarse de una responsabilidad que le es propia”, que es “generar políticas activas de inclusión social, destinadas a la prevención de delitos como éste”. Otro descubrimiento tardío del Gobierno: la culpa por la inseguridad la tienen los intendentes.

Nadie duda que la marginación social es un combustible de la criminalidad. Tampoco que el Gobierno tiene en eso una responsabilidad primaria. Además, la inseguridad es un cóctel con muchos otros ingredientes: el abandono de la calle por parte de la policía, la ineficacia de la Justicia y, en el medio, la droga que se extiende en bolsones de pobreza donde la vida no vale nada. El Gobierno central también tiene todo que ver con eso.

Berni suele recurrir a lugares comunes. Pero frente a delitos cada vez más violentos ya no hay demagogia que valga. Y mucho menos, el chicaneo político.

Meoni acusó al Gobierno por los disturbios. Se verá si ha sido así. Lo que está claro es que se negó a enviarle los gendarmes pedidos por el intendente. Lo mismo le habían hecho en diciembre al gobernador socialista de Santa Fe cuando pidió ayuda por los saqueos. Como si los gendarmes fuesen una fuerza propiedad del Gobierno y no de la Nación. Y como si el alineamiento político fuese más importante que la seguridad de la gente.

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