miércoles, 6 de marzo de 2013

El setentismo como tragedia y como comedia

POR JULIO BÁRBARO EX DIPUTADO NACIONAL, DIRIGENTE HISTORICO DEL PERONISMO

06/03/13-Clarin

Muchos que ayer se distanciaron de Perón por imaginarlo reformista nos marcan hoy un conformismo exagerado. El viejo General convocaba a la unidad nacional desde la grandeza y parte de mi generación, que había sido invitada a participar, se excusaba por estar enamorada de la violencia, como si en ella se encontrara el futuro destino de la justicia social. La atroz dictadura ejecuto su genocidio y la necesidad de recuperar los derechos humanos nos dejó casi sin margen para denunciar y criticar el absurdo de la violencia elegida, cuyo resultado fue ese genocidio que condenamos, pero también un suicidio que necesitamos debatir.

Ahora, de pronto, sin beneficio de inventario una expresión del pragmatismo provinciano les ofrece a algunos un espacio secundario en el poder y como rara consecuencia, supuestos pensadores del ayer se convierten en oficialistas del hoy. Estacionados en el andén de la revolución vieron pasar el tren de la historia y ya maduros se dejaron tentar por unas migajas del poder, de un poder que ni siquiera soporta la crítica constructiva, que sin duda les exige la obediencia. Y si, en el ayer, el reformismo de Perón les quedaba chico, uno no puede explicarse cómo en el presente el pragmatismo sin fisuras del discurso presidencial impone las piruetas que exigen las ideas para justificarla. Si en los ‘70 para ellos todo era poco y en el presente todo les merece el aplauso, la participación de ese sector en la vida política nacional es una reiteración de errores, una manera de equivocarse de joven por exceso de exigencia y ahora por abundancia de sumisión.

Si fuera cierto que la historia se repite dos veces, estamos transitando el espacio de la comedia.

No veo otra razón para la exagerada defensa del supuesto modelo vigente que el espacio de poder que ocupan sus defensores. El General les ofreció una participación mucho más importante que la actual.

No olvidemos que el peronismo fue criticado por exigir lealtad al General pero que jamás se le ocurrió a nadie renunciar a sus convicciones para satisfacer a la jefatura.

El peronismo intentaba coordinar pensamientos disimiles en torno a una idea de justicia social y de nación. Esta diversidad fue la clave de su sobrevivencia.

Hoy todo se reduce a la obediencia a un discurso que suele incluir hasta el capricho en su propio rumbo. Los errores de la madurez solo dejan al desnudo los de la juventud. Me resulta imposible concebir que en aquel encuentro del General con su pueblo no visualizaran el sentido de la historia y en esta confrontación entre la Presidenta y el resto de la sociedad se sintieran cómodos para ejercer una defensa acrítica de ella.

Reivindico mi quedarme en la Plaza cuando el General expulso a los imberbes y el tomar distancia de un gobierno que divide la sociedad. Son maneras distin tas de enfrentar la realidad. Me quedo con la mía.

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