lunes, 16 de noviembre de 2015

Ver detrás de los anteojos

Clarín

16 Nov 2015

Hernán Firpo

hfirpo@clarin.com

El look de alguna gente. La mujer que viene vestida con esas babuchas inventadas para que dejemos de cosificar. La mujer en babuchas con la que jugás a conocerle todos los gustos. Ashtanga Yoga. Un poco de Dalai Lama. Pelis de Ana Katz. Ahora, la cara del hombre con tendencia en el pelo y raya al costado marcada como la del culo. El mismo que rogaría una miopía, absorto en su renovado talante de anteojos de pasta. Lentes: el lifting de los tímidos. ¡Qué buen tema los anteojos!

El jefe de marketing de la campaña anteojuda deber ser el mismo que, dos, tres décadas atrás supo afectarnos con la sanidad del agua mineral. Agua, mucha agua. La sed infinita. Dos litros diarios para que el cuerpo elimine toxinas (cómo si supiéramos describir una toxina). Eso no pasaba ayer nomás, cuando enfriábamos el agua de la canilla en la heladera. Un pibe que escucha esto sospecha que uno refiere anécdotas del Virreinato. ¡No, ne- ne! Millones de niños nacidos y crecidos con H2O de Obras Sanitarias de la Nación versus fecundaciones recientes y aventajadas al calor del dispenser. El Durán Barba del agua y los anteojos enterró la fabricación de lentes de contacto. ¿Se acuerdan de las chicas que se convertían en novias y un día te decían que tenían que decirnos algo: que sus ojos verdes en realidad eran negros? Hermosos, pero negros. Y vos que fanfarroneabas con la morocha de ojos verdes. Anteojos: la prótesis de la mirada. Un par de anteojos reglamentarios que hagan juego con la lejanía de las relaciones antes conocidas como humanas.

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