jueves, 19 de noviembre de 2015

Lo que puede una sonrisa

Clarin.com Opinión 20/10/15

Lo que puede una sonrisa

Pasiones argentinas.

Silvina Schuchner sschuchner@clarin.com

Aclaro de entrada para no generar falsas expectativas: no es una teoría científica. No surgió de estudios de la Universidad de Harvard, Yale ni de la de Kamchatka. Sin embargo, uno puede hacer como los científicos y probar a ensayo y error para ver si resulta. Se le ocurrió a mi hija cuando tenía 7 u 8 años. “Mami, -me dijo- ¿sabés que si vos mirás fijo a alguien con una sonrisa, lográs que el otro sonría?” La idea me pareció divertida. No sabía si era auténticamente de ella o si la había escuchado en la televisión. Pero pensé que siempre que un bebé sonríe, por alguna extraña razón todos los que están a su alrededor sonríen. Estábamos en el auto y me tocó parar en la cabina de peaje. Era un domingo o lunes feriado a la tardecita, hacía un poco de frío, pero aún así bajé completamente la ventanilla y observé a la mujer que atendía. Tenía el ceño fruncido y, a pesar de ser joven, ya tenía marcada la arruga. No me prestó la menor atención y sólo extendió la mano para agarrar el dinero. Adentro de la cabina sonaba una música fuerte que no reconocí. Yo seguía mirándola a los ojos con una sonrisa esperando cruzar su mirada. Se demoró en darme el vuelto y cuando me lo extendió ya no pudo esquivarme más. Alzó los ojos y ocurrió el milagro: por una décima de segundo su rostro se aflojó y apareció una sonrisa. No voy a mentir con que fue amplia, más bien pareció de la Gioconda, pero a nosotras nos resultó suficiente para que quedara demostrado que si uno regala una sonrisa, recibe otra. Y en primavera no sé bien qué pasión se despierta que hace que esta teoría casera se cumpla más.

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