domingo, 29 de noviembre de 2015

Cocinar es saber poner el alma

Clarín 27 Oct 2015

Fernando Sendra fernandosendra@clarin.com

Deberíamos saber un poco más de cocina, de almas y de afectos. Entender que un cariño simple es como una simple torta de manzanas a la que con un toque de canela le estaremos dando un dejo de melancolía. Con azúcar morena, además, le habremos agregado algo de nostalgia. Para equilibrar, lo mejor es adicionarle a ese cariño la ralladura de un limón. Es siempre alegre, fresca, joven … Con pasas de uva quedará sofisticada … quien prefiera, que las saque. Las nueces, en cambio, nos darán una relación culta, sabia y aplomada. Deberíamos saber también que primero hizo falta cultivar un alma, amasarla con la mejor harina y la mejor manteca, claro.

Una pizca de sal, le dará fuerza y base. Pero … ¿y los otros condimentos? ¿Qué hay del aroma del orégano para sentir la brisa del verano, o del ají molido o la pimienta para forjar el carácter de almas, de amistades y de salsas? ¿Y la albahaca, el tomillo, el romero, la nuez moscada, que nos transforman en espíritus complejos? Hay que poner amor, calor, pasión, entrega, para cocinar los vínculos humanos. Usar los doscientos ingredientes que la mano encuentre. Poner la alegría del limón, la convicción de la sal, la jerarquía del morrón, la audacia del picante, la sensatez de los tomates, la astucia del clavo de olor; apostar por el arte de los hongos secos, y no olvidarnos del lujo del azafrán o el sabor eterno de la almendra. Deberíamos saber más de cocina, de almas y de afecto con nuestros hijos, amigos, amores, pares … pero a veces sólo usamos mayonesa y kétchup.

No hay comentarios: