miércoles, 18 de noviembre de 2015

Una señal de todo lo que vino

Clarín 20 Oct 2015

Federico Wiemeyer* *Periodista de tecnología

Para los que rondamos los cuarenta, Volver al Futuro es una película bisagra. Tan ameno hizo al cine de ciencia ficción que todavía hoy mucha gente no se percata del género al que pertenece la trilogía. Volver al Futuro es una saga de viajes en el tiempo. La hermosa cupé De Lorean es tan máquina del tiempo como la de la novela de HG Wells, sólo que mucho más sexy. Y así como otras camadas habrán soñado el futuro con Ray Bradbury, nosotros lo soñamos con “Volver al Futuro 2”.

En el 2015 de la película había autos que volaban y se impulsaban con basura reciclada, videojuegos en 3D, patinetas que flotaban sobre el piso, camperas autolimpiantes, policías robotizados y televisores que recibían órdenes de voz. Todo era perfecto. Y todo se va haciendo tan real a medida que pasan las décadas. Volver al Futuro 2 nos estaba mostrando un futuro consumista, una señal verídica de los tiempos que se avecinaban.

Todo en esa cinta está vendido (a marcas que apostaron y ganaron ¿o alguien no recuerda la marca de las zapatillas que recibe Marty McFly?). Pero aún así el guión siempre estuvo sustentado en bases reales. La escena en la que con apenas un pizarrón y una tiza explican la teoría de los universos paralelos es de una simpleza y una contundencia de divulgación inenarrables. Están hablando de física cuántica (los niños que estábamos en el cine lo sabríamos muchos años después) pero nadie tuvo que codear al de la butaca de al lado. Todos los entendimos, todos lo entienden si lo ven hoy.

En Volver al Futuro todo fluyó siempre. La ciencia y la fantasía. Yo sé muchos diálogos de memoria. Tengo réplicas en escala del De Lorean, el almanaque de resultados deportivos de Biff y un póster gigante coronando mi living de hombre adulto. La última vez que las volví a ver lo hice con mis hijos, todos en escuela primaria, que es la edad de la inocencia necesaria para que la película haga impacto. Esa vez me dediqué más a mirar a los nenes. Y los vi abrir los ojos casi tan grandes como lo había hecho yo hace 30 años. Salud, Volver al Futuro, mi generación te reverencia.

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