lunes, 8 de abril de 2013

Para poder comer, norcoreanos cruzan la frontera con China

POR DAVID BRUNAT – Clarin
Es por la escasez de alimentos. Algunos van y vienen en el día y no hablan con nadie.

Patrullaje. Un ejercicio militar de soldados norcoreanos con perros, en una localidad indeterminada. /AFP

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DANGDONG. ESPECIAL - 08/04/13 – Clarin

Quizá por la costumbre de vivir a escasos metros de Corea del Norte, los poblados chinos que se extienden a lo largo de la frontera compartida no sienten un temor especial.

Tampoco en Changbai, a 150 kilómetros de la instalación nuclear de Punggye-ri, donde la dictadura realizó los ensayos atómicos de 2006, 2009 y el reciente de febrero de 2013. “Entonces sentimos el temblor de la tierra”, relata Ma, quien regenta un puesto de bebidas. “Aparte de eso no notamos nada más. Este es el lugar más seguro del mundo”, dice confiado, a pesar de la tensión que reina estos días entre las dos Coreas. Algunos reportes hablaron en febrero del miedo de los residentes en la frontera a los efectos de la radiación. Este diario sólo obtuvo respuestas positivas o neutras sobre la cercana presencia de Punggye-ri.

Mientras la crisis avanza, los barcos cargueros esperan varados en la orilla norcoreana del río Yalu, que sirve de frontera física con China. “No podemos operar desde que comenzó el conflicto, el comercio se detuvo y estamos esperando a recibir nuevos encargos”, cuenta un estibador chino. La empresa Yuneyao, de importación y exportación a Corea del Norte desde Dandong, confirma que “los intercambios están congelados a día de hoy”, sin explicar porqué.

Desde luego, es imposible descifrar ese o cualquier otro asunto preguntando a los norcoreanos que residen en Dandong. Una decena de restaurantes y un hotel se reparten a lo largo del paseo fluvial de la ciudad y sus calles adyacentes. Los restaurantes se promocionan como lugares exóticos: bellas camareras vestidas con el tradicional hanbok sirven comida y cantan en espectáculos diarios. No se prestan a nada más: tienen prohibido dialogar con el cliente.

Al tomarles una foto se esconden o, si ya es demasiado tarde, huyen despavoridas.

“Las muchachas que trabajan en los restaurantes son hijas de funcionarios bien posicionados en el régimen.

Las envían a trabajar en China para que puedan comer bien cada día ”, cuenta Han Yunfan, bregado en mil negocios dentro de Dandong. “En invierno, cuando el río está helado, los norcoreanos que viven en Sinuiju (ciudad fronteriza) y tienen familia trabajando en Dandong, cruzan a pie la frontera, comen y regresan antes del amanecer”, prosigue.

Se calcula que el 60% de los norcoreanos sufre escasez de alimentos.

Dandong también está lleno de karaokes de neones rosa y fotografías de sugerentes ‘masajes coreanos’. No es un secreto que un alto porcentaje de las muchachas que logran cruzar la frontera huyendo del Norte son captadas por mafias y obligadas a prostituirse. Otras terminan vendidas a granjeros u hombres sin recursos, que las toman como esposas en condición de cuasi esclavitud: las chicas no pueden escapar porque carecen de permiso para estar en China, y saben que si la policía las descubre serán devueltas al Norte, donde le espera un terrible castigo.

Corea del Norte podría lanzar sus dos misiles de medio alcance hacia el miércoles, según indicó la oficina presidencial de Corea del Sur. Una previsión basada en la fecha límite (10 de abril) que Pyongyang marcó a las embajadas presentes en el país para evacuar a sus diplomáticos debido a que no puede “garantizar su seguridad”.

“Nos estamos preparando [para el lanzamiento], dejando todas las opciones abiertas”, advirtió ayer Kim Jang-soo, jefe de la inteligencia surcoreana. El régimen de Kim Jong-un armó ya las lanzaderas en su costa este, listas para el despegue de los misiles con alcance de 4.000 kilómetros. Los expertos creen que existe la posibilidad real de que el Norte haga un ensayo para enviar una advertencia a EE.UU. y reforzar la imagen del nuevo líder dentro de sus fronteras.

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