POR ALBERTO ROJO FISICO Y MUSICO. INVESTIGADOR Y PROFESOR DE LA OAKLAND UNIVERSITY
21/02/13-Clarin
Motivado por la coincidencia del bólido de Rusia y el pasaje del asteroide 2012-DA14, hablé condos expertos en meteoritos: Diego Janches, argentino, de la NASA y Gonzalo Tancredi, de la Facultad de Ciencias de Montevideo.
Diego estudia meteoritos del tamaño de partículas de polvo que se evaporan a unos 100 kilómetros de altura, en la frontera entre la atmósfera y el espacio.
Cuarenta toneladas de partículas de ese polvo meteórico perforan a diario la atmósfera terrestre.
Van dejando detrás una estela de átomos de oxígeno del sire, sacudidos por cada choque. Al chocar se frenan y se calientan tanto que se evaporan.
Diego hace muchas de sus mediciones en Tierra del Fuego, con José Luis Hormaechea de la Estación Astronómica de Río Grande. Si bien las partículas dejan trazas invisibles al ojo, Diego usa cámaras muy sensibles para detectarlas. Además, los impactos dejan una estela de electrones, una especie de espejo metálico. Diego manda ondas de radio al espejo y recibe el reflejo con un sistema de antenas;analiza el “código de barras” de lo que hay arriba, la composición química de los meteoritos, la dirección de los vientos de gran altura. “La atmósfera es un sistema”, dice Diego, “si queremos mejores modelos atmosféricos es necesario entender cómo interactúan las distintas capas entre sí”. Sus investigaciones también tienen interés práctico ya que se avecina la era del turismo espacial, con naves que volarán a unos 100 kilómetros de altura.
Gonzalo es especialista en los asteroides más grandes, como los del viernes pasado.
El DA14 pasó cerca y fue previsto con un año de anticipación. El de Rusia, más chico, llegó de sorpresa. ¿Por qué? Porque los más grandes reflejan suficiente luz del sol como para ser detectados de lejos. El gran desafío que estudia Gonzalo es catalogarlos y detectarlos con antelación suficiente para desviarlos de su órbita en caso que estén por impactar en la Tierra. ¿Cómo desviarlos? Una forma es mandar una nave con una bomba atómica que los destruya. Otra, la que promueve Gonzalo, es un Tractor Gravitacional, una nave espacial a unos 100 metros del asteroide que lo tironea por la atracción gravitatoria, desviándolo para que su órbita no se cruce con la Tierra.
Si el meteorito ruso liberó la energía de varias bombas de Hiroshima, uno como el DA14 -que pasan cerca una vez cada varias décadas- causaría devastaciones regionales. De ahí la importancia de estos estudios en fase teórica; faltan años para prototipos.
El sistema solar es un cardumen violento de piedras de distinto tamaño.
Las del tamaño de una lenteja dejan, al entrar, estelas tan largas que se ven desde la Tierra: una estrella fugaz es un tubo fluorescente en el cielo. Su luz es la que emite el oxígeno cuando se “recupera” del impacto.
Los más grandes, los amenazantes, llegan uno cada décadas. Y les damos nombres.
El universo es violento.
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