sábado, 30 de enero de 2016

Nostalgias marplatenses

Nostalgias marplatenses

Pasiones argentinas.Horacio Pagani

Se dijo que en el arranque de enero no hubo tanta gente a Mar del Plata. Cambiaron los tiempos, claro. Antes, en nuestros años adolescentes, era una religión hacer una visita de fin de semana a “la Perla del Atlántico.” Y no hablo de la época infantil, cuando se podía alquilar caballos en una manzana que estaba a dos cuadras del Casino. No, más acá. Nos juntábamos cinco o seis amigos del barrio y arrancábamos hacia Retiro, algunos viernes, para tomar el Micromar, que salía después de las 12 de la noche. La ruta 2, era “la trágica”. Angosta, con breves banquinas. Ida y vuelta. Siete horas abarcaba el trayecto. Llegábamos pasadas las 7 del sábado y nos íbamos derechito para playa Serena para jugar a la pelota en la arena. Sin protectores ni bloqueadores: nos quedaba la piel pintada de rojo. Una pasadita por el hotel de Hipólito Yrigoyen y bien temprano (tipo a las 15) nos instalábamos en una confitería que estaba frente mismo al Casino, esperando que abriera. Con trajes negros y peinados “a la gomina”, hacia atrás para descubrir las entradas del pelo, en señal de adultez. Teníamos menos de 19 y la entrada estaba prohibida hasta los 22. Con caras de enojados encarábamos y entrábamos. Nos sentíamos reyes, aunque con plata de plebeyos. Perdíamos. Con la piel ardida, apenas si dábamos una vuelta por San Martín para “picar” algo. Casi nunca picábamos.
El domingo, otra vez la pelota. Pero al mediodía. Si zafábamos de la insolación, unas cervecitas y a prepararnos para viajar toda la noche de vuelta. Había que laburar el lunes. Felices por la aventura.
Horacio Pagani
hpagani@clarin.com

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