jueves, 14 de enero de 2016

Cinema Paradiso en la calle Lavalle

Cinema Paradiso en la calle Lavalle

Pasiones argentinas.Marcelo Guerrero
Durante casi medio siglo, desde fin de los años 30 hasta comienzo de los 80, Lavalle fue una calle de película. En apenas 300 metros, de Pellegrini a Maipú, había una docena de cines. Los sábados a la noche no se podía caminar. Las pizzerías de la vecina Corrientes desbordaban. La admiración por la cultura francesa quedaba reflejada en los nombres de algunas salas: Concorde, Normandie, Trocadero, Rosemarie y París. No quedó ninguna. Unas placas en las veredas recuerdan los viejos cines de la calle.
El operador del cine era dueño de una pericia que le permitía empalmar los rollos de las latas, arreglar los ventiladores de pared o reparar las butacas. Tipo de sacrificio y remuneración magra, se aislaba en una cabina donde el verano y el invierno eran igual de insoportables. Laburaba seis días a la semana. Antes de entrar, comía unas porciones de muzza o un par de huevos fritos en La Martona. En caso de que su hijo lo acompañara, invertía más de un jornal para almorzar en El Palacio de la Papa Frita. Si le tocaba trabajar en el turno vespertino, volvía tranquilo por Florida camino a Retiro. Y si era en el nocturno, apuraba el paso hasta la avenida para buscar un colectivo que lo llevara a los suburbios.
Hoy el paisaje está poblado de arbolitos que ofrecen cambiar monedas, paseos de chucherías, iglesias de variados credos y locales de fast food. En el frente de un negocio de ropa deportiva saca pecho la imponente Rihanna y transpira esfuerzo el moreno Bolt. Ahí mismo estuvieron colgados los afiches de Sofía Loren y Vittorio Gassman.
Marcelo Guerrero
mguerrero@clarin.com

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