viernes, 22 de enero de 2016

Cada vez son menos los que “resisten” y más los que dialogan

Cada vez son menos los que “resisten” y más los que dialogan

Debate.Julio Bárbaro

El poder suele tener efectos milagrosos, tan intensos que los que lo pierden tardan en asumirlo e iniciar el duelo. Entre sus dones, sus virtudes especiales, puede unir historias que nada tienen que ver entre ellas. Ese efecto mágico se fue incrementando con el paso del tiempo, débil durante el gobierno de Alfonsín, un poco más intenso con Menem y cercano al fanatismo en los tiempos de los Kirchner. Pero “todo pasa”, y nadie vuelve al paraíso extrañado. Ni los radicales ni los menemistas tuvieron el consuelo del retorno, solo la nostalgia de buscar el tiempo perdido, algún aroma que los transporte al ayer.
Y los kirchneristas, que parecen los más lentos y negados en asumir el duelo y que se reúnen cada tanto a imaginar retornos imposibles, pensaran que alargando la despedida podrán acortar la ausencia. Como un síndrome de abstinencia.
El poder permitió unificar sectores normalmente incompatibles, el peronismo provinciano, la vieja izquierda fracasada y el oportunismo de siempre. En la derrota las mayores bajas las suelen generar los desertores, y los viejos grupos de izquierda se radicalizan como si al endurecerse lograran impedir la dispersión. Olvidan que en la democracia, al revés de la guerra, cuanto mayor es la dureza y el sectarismo menores son los votos y los seguidores. El miedo que casi los salva de la derrota hoy suena a pasado con demasiadas violencias dignas de ser olvidadas.
Los gobiernos no expresan partidos sino tan solo etapas que una sociedad sin madurez necesita transitar para aprender de ellas. Perón decía que “hay que aprender de la experiencia ajena, porque la propia es dura y llega tarde”, y nosotros nunca lo escuchamos, solo superamos los errores que solemos convertir en realidad. Tenemos más intentos superados que propuestas de futuro. Pienso, tengo experiencia como para poder afirmarlo, que el kirchnerismo es también un proceso terminado. Después de Macri habrá otra cosa, solo los fanáticos imaginan que la sociedad está dispuesta a retroceder. El kirchnerismo no se enfrenta solo al gobierno, confronta con todos los que defendemos la democracia de cualquier intento de autoritarismo. Del gobierno que se fue es mucho, demasiado, lo que necesitamos superar. Y poco, muy poco lo que queda para rescatar. Cada vez son menos los que “resisten” y más los que dialogan e intentan construir un futuro entre todos. Cuando los pueblos deciden avanzar juntos las sectas agonizan hasta desaparecer. Macri puede acertar o fracasar, pero la historia no va a retroceder.
Julio Bárbaro
Referente histórico del peronismo

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