viernes, 29 de enero de 2016

La sabiduría de saber perdonar

La sabiduría de saber perdonar

Pasiones argentinas.Silvia Fesquet

Llorábamos las dos mientras me lo contaba. Su divorcio, más de quince años atrás, no fue sencillo. Violencia, física y verbal, agresiones diversas, y una suma de mezquindades que suelen aflorar, agravadas, en esas circunstancias. Hubo una internación, producto de los golpes, un muy difícil volver a empezar, un lento sanar de las heridas del cuerpo y del alma. En el medio, la incomprensión, inexplicable, de parte de ambas familias: su suegra defendía a su único hijo; su propia madre lamentaba que ella, a pesar de todo el calvario, fuera capaz de abandonar “a un buen partido”. Cada uno siguió adelante rearmando sus pedazos.
Pasaron el tiempo, y sus circunstancias. Unos meses atrás, la tercera inundación en menos de ocho años la decidió a abandonar la casa que había armado para albergar sus sueños: se mudaría a Capital, con sus hijos y otros sueños.
Entre una operación inmobiliaria y la otra, necesitó un techo para pasar el interregno. Y allí ancló, en la casa de la abuela de sus chicos, su ex suegra. Ya anciana, con algunas dificultades y una enorme soledad a cuestas, la mujer la cuidó como una madre, la esperó con la comida lista cuando volvía de trabajar, exhausta, le dio los mejores consejos, la obligó a pararse firme sobre sus pies, y le dijo, finalmente, aquello que entonces no supo o no pudo: “Mi hijo se portó muy mal con vos, y yo también. ¿Serás capaz de perdonarme?”.
Cuando su nueva casa estuvo lista, no hubo quien pudiera separar, en la despedida, el abrazo interminable en que se fundieron.
Silvia Fesquet
sfesquet@clarin.com

No hay comentarios: