Dos discursos, dos plazas, dos días que definen nuestra compleja identidad. Primero, fanatismo, acusaciones, enemigos por todos lados; no eran de izquierda, solo tomaron consignas de un pasado signado por el fracaso, de un pasado que ayer parecía invadir el mundo y hoy apenas resiste en versiones deformadas. A la izquierda se la llevó puesta su conflicto con la democracia y las libertades; la derecha, cuando se vuelve centro puede encontrar un espacio de vigencia estable.
Ayer la despedida fue con Plaza llena y colectivos que desbordaban las calles cercanas, luego vendría la Plaza de los que viajan solos. También los hubo en la Plaza de Cristina, pero el traslado en micros, ese método que diferencia al ciudadano de la clientela, ese manejo marcó la Plaza de la despedida. Ese sistema y las palabras, duras, acusadoras, agresivas, utilizando al límite el método de la vieja izquierda, “la culpa la tuvo el otro”. Repartió acusaciones que llamaban la atención. Acusó a los medios, como si no fuera su gobierno el que más medios compró y manejó con la pauta en la historia, como si los pocos que quedaron libres de sus designios fueran los culpables de su derrota. Acusó a la justicia, otro grupo que no pudo controlar en su conjunto, faltaba que aclare que con unos jueces dóciles se quedaba con todo. Dejó flotando la idea de que estuvo cerca, su discurso terminó dando miedo. Sus seguidores se fueron con el gusto amargo de haber perdido por poco, se me ocurre que todo eso careció de sentido, sin poder ese oficialismo amansado a prebendas desaparece para siempre. Es como el cuento del burro que justo cuando había aprendido a vivir sin comer tuvo la mala suerte de morirse.
Y sin traspaso normal la democracia debió forjar su propio camino. Ahora eso ya es pasado, la ceremonia no fue menor por el boicot de unos pocos, en rigor perdieron los que intentaron debilitar al nuevo gobierno imaginando que con ese hecho iniciaban su camino de resistencia. La ex presidenta al retirarse de esta manera solo dañó su propia imagen, solo actuó para sus fanáticos dejando de lado a sus votantes más racionales. La despedida no fue el nacimiento de la resistencia sino el principio de la pérdida de su lugar.
El discurso de Macri fue breve, conciso, leído, pensado y con definiciones absolutamente democráticas. Dos mundos en dos días, la mística con una Plaza de colectivos y la razón con una convocatoria que surgió de los asistentes. Y mencionó a Arturo Frondizi, importante recuerdo de un Presidente que nos ubicó en la modernidad, que discutió nuestro lugar en el mundo.
Los que se creen progresistas y de izquierda encarnan el atraso, no pueden romper los barrotes de la prisión que edifican las consignas, esas que son siempre la muerte de la idea. Nuestras izquierda al no poder imponer el socialismo se conformaron con intentar destruir el capitalismo. Nuestras derechas no fueron menos atroces, pero este nuevo gobierno parece intentar ocupar el espacio vacío del centro, ese que ocupo el peronismo hasta que lo atacó el fanatismo. La derecha actuando desde el centro es mucho más moderna que la supuesta izquierda acumulando enemigos. Vienen nuevos tiempos, pasamos de un mundo a otro en tan solo un día. Quizá sea la forma elegida para entrar en la modernidad.
Julio Bárbaro
Referente histórico del peronismo
Ayer la despedida fue con Plaza llena y colectivos que desbordaban las calles cercanas, luego vendría la Plaza de los que viajan solos. También los hubo en la Plaza de Cristina, pero el traslado en micros, ese método que diferencia al ciudadano de la clientela, ese manejo marcó la Plaza de la despedida. Ese sistema y las palabras, duras, acusadoras, agresivas, utilizando al límite el método de la vieja izquierda, “la culpa la tuvo el otro”. Repartió acusaciones que llamaban la atención. Acusó a los medios, como si no fuera su gobierno el que más medios compró y manejó con la pauta en la historia, como si los pocos que quedaron libres de sus designios fueran los culpables de su derrota. Acusó a la justicia, otro grupo que no pudo controlar en su conjunto, faltaba que aclare que con unos jueces dóciles se quedaba con todo. Dejó flotando la idea de que estuvo cerca, su discurso terminó dando miedo. Sus seguidores se fueron con el gusto amargo de haber perdido por poco, se me ocurre que todo eso careció de sentido, sin poder ese oficialismo amansado a prebendas desaparece para siempre. Es como el cuento del burro que justo cuando había aprendido a vivir sin comer tuvo la mala suerte de morirse.
Y sin traspaso normal la democracia debió forjar su propio camino. Ahora eso ya es pasado, la ceremonia no fue menor por el boicot de unos pocos, en rigor perdieron los que intentaron debilitar al nuevo gobierno imaginando que con ese hecho iniciaban su camino de resistencia. La ex presidenta al retirarse de esta manera solo dañó su propia imagen, solo actuó para sus fanáticos dejando de lado a sus votantes más racionales. La despedida no fue el nacimiento de la resistencia sino el principio de la pérdida de su lugar.
El discurso de Macri fue breve, conciso, leído, pensado y con definiciones absolutamente democráticas. Dos mundos en dos días, la mística con una Plaza de colectivos y la razón con una convocatoria que surgió de los asistentes. Y mencionó a Arturo Frondizi, importante recuerdo de un Presidente que nos ubicó en la modernidad, que discutió nuestro lugar en el mundo.
Los que se creen progresistas y de izquierda encarnan el atraso, no pueden romper los barrotes de la prisión que edifican las consignas, esas que son siempre la muerte de la idea. Nuestras izquierda al no poder imponer el socialismo se conformaron con intentar destruir el capitalismo. Nuestras derechas no fueron menos atroces, pero este nuevo gobierno parece intentar ocupar el espacio vacío del centro, ese que ocupo el peronismo hasta que lo atacó el fanatismo. La derecha actuando desde el centro es mucho más moderna que la supuesta izquierda acumulando enemigos. Vienen nuevos tiempos, pasamos de un mundo a otro en tan solo un día. Quizá sea la forma elegida para entrar en la modernidad.
Julio Bárbaro
Referente histórico del peronismo
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