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- 02/12/15
Tres dimensiones.Se están estudiando cinco modelos para fabricarlos como los autos. Tendrán precio fijo y cuotas al precio de un alquiler.
Ideas: quince estudios jóvenes elaboran distintos proyectos que votará el público.
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No hace más de cuatro meses, Julián Aróstegui, un joven empresario de 36 años, le contó su visión a Daniel Silberfaden, decano de Arquitectura de la Universidad de Palermo: fabricar casas para venderlas en los supermercados. Resulta que lo que parecía una idea bastante loca no lo era tanto. En Japón, la firma Muji –que vende desde accesorios de ropa, utensilios y muebles–, hace tiempo que ofrece casas. Y también tiene viviendas prefabricadas la empresa escandinava de muebles y equipamiento Ikea. En ambos casos, la madera es clave para bajar tiempos de construcción. Pero el empresario argentino busca que sus casas sean, sobre todo, sólidas y de bajo mantenimiento. “Ofreceremos el núcleo inicial de una casa y debe quedar clara su durabilidad, la gente tiene que percibir que lo que compra será para toda la vida”.
Silberfaden entendió el desafío y, en lugar de proyectar algunos modelos para su cliente, le propuso hacer un concurso entre 60 estudios de arquitectos jóvenes para seleccionar las mejores propuestas. “Existe un cambio en el uso de las casas y esta modalidad de construcción debe ajustarse a la realidad contemporánea”, afirma el arquitecto.
Aróstegui está convencido de que si las casas se fabricaran como los autos, se terminarían antes y serían más baratas. Su idea es construir viviendas de 50 metros cuadrados en solo 90 días y venderlas a un precio cerrado. “Planteamos ofrecer cinco modelos desarrollados con sistemas industrializados para que la gente elija”.
El mercado de los lotes creció mucho en los últimos años y muestra hasta un 70% de terrenos vacíos. Aróstegui calcula que en el GBA existen treinta y seis mil lotes nuevos y ve que el ritmo de construcción es muy lento. “Tiempos de obra, costos inciertos, la dificultad de hacer un proyecto a medida, todas son cuestiones que complican al que ya tiene un lote para construir”, dice el promotor y agrega que el secreto será que la gente podrá ver las casas construidas y lo que vea será lo que tendrá”. Silberfaden vuelve a acudir a la metáfora automovilística: “Hoy los proyectos son todos a medida; eso encarece la vivienda tanto como si quisieras hacer un auto comprando los repuestos por separado”.
Además, Aróstegui tiene la impresión de que este sistema va a producir un cambio de paradigma. Según el emprendedor, la gente que vive en 60 metros cuadrados, cuando sueña con tener una casa, piensa en 150 metros cuadrados y eso complica cualquier cambio. “Si vivís bien en un departamento, vas a poder ir a un country y tener la misma superficie pero con verde y crecer después. Los proyectos va a ser modulares a partir de una unidad mínima equilibrada”, sostiene. La ecuación cierra con los costos, en la empresa están pensando en valores por metro cuadrado de entre 8 y 10 mil pesos. Esto hace que una casa base de 50 metros cuadrados cueste entre 400 y 500 mil pesos. Con plazos de venta que llegan, por ahora, a los 36 meses, el empresario sueña con que la cuota sea similar a la de una alquiler. Además, los plazos de construcción (entre los 90 y 120 días) permitiría vender un departamento para comprar la casa y alquilar unos meses hasta que esté lista.
El escenario que imaginan los inversores es el de fabricar 300 o 500 casas por mes. “El auto fue nuestra fuente de inspiración. Cuando compras un auto, vas, te sentás y mirás todo. Ese mismo auto, salvo el color, es el que te comprás”, dice el joven empresario que cuenta con varios emprendimientos exitosos, como la marca de restaurantes Azurra, la cadena de heladerías Persicco y el centro de esquí Cerro Bayo, en Villa la Angostura.
Precavido, Aróstegui despeja cualquier sospecha sobre una prefabricación repetitiva y monótona: “Si vos tenés 10 variables para elegir y combinar, como pasa en los autos, el resultado final es que el tuyo será casi único. Eso va a pasar con nuestras casas”.
Hoy, construir una casa de 50 metros con un método tradicional puede demandar seis meses. Según los costos que elabora el semanario ARQ deClarín, una casa country costaría 15.169 pesos por metro cuadrado más IVA. Aróstegui planea bajar esos tiempos y esos costos en base a organización, racionalización y materialidad.
Para febrero próximo, los quince estudios que pasaron a la segunda etapa del concurso presentarán sus proyectos. Un jurado especialmente convocado y el público determinará qué casas son las cinco finalistas. En tres meses más veremos los prototipos construidos, tal vez en el supermercado más cercano a su casa.
Editor Adjunto ARQ
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