¿6-7-8 tiene derecho a la eternidad?
Debate.Julio Bárbaro
Los de 6-7-8 salieron a discutir su derecho a la eternidad, y nos tiran con
toda la biblioteca estalinista por la cabeza. La ley de medios como dogma
iniciático, las corporaciones privadas que debían ser enfrentadas por la
corporación del Estado, claro que perdieron la elección y no se entiende por
dónde diablos intentarán propagar sus dogmatismos, salvo que lo terminen
haciendo al servicio de los bingos y las tragamonedas. Pero ellos dejaron en
claro que el triunfo del mal no podía cuestionar las virtudes del bien, lugar
que ocupan ellos, y solo ellos por derecho propio.
En tiempos de estudiante era difícil aceptar que los del Partido Comunista o los de la guerrilla, en caso de ganar, no nos iban a dejar opinar. Para ellos lo mío es un planteo pequeñoburgués, lo cierto es que el hábitat de ellos es siempre la dictadura del proletariado, y luego, a perseguir enemigos -que venimos a ser nosotros-. Un viejo jefe guerrillero nos confesó una noche de cena con vinos y nostalgias, “no imaginan a cuántos teníamos pensado eliminar”. No son peronistas, nunca soportaron el -para ellos- “bonapartismo” de Perón. Ellos siempre la tuvieron clara, lástima que la historia se les dio vuelta y convirtió sus sueños en pesadillas. Y suerte para nosotros.
Si ellos ganaban nosotros ocupábamos el espacio del mal que con la ley de medios y otras persecuciones iban a eliminar. Ahora nos corren con una ley que, según ellos, dura más que sus votos. Si ganan ellos me eliminan, si ganamos nosotros debemos respetarlos. Son gente menor que usurpó el Estado para perseguir disidentes, que se metió debajo de un poder votado por peronistas para perseguir. Una vanguardia de izquierda que desprecia al peronismo y a la democracia nos viene a correr con el cuento de que los debemos respetar.
Utilizaron los canales oficiales para acusar, degradar y perseguir a los que no pensamos como ellos. Dueños de una colección de consignas: imperialismo, grupos hegemónicos, derechas, agentes del poder mediático, y un conjunto de gansadas convertidas en dogmas. Una izquierda utilizada para defender a la derecha; el juego y la obra pública convertidos en distribuidores de justicia social. Y la idea de ser los únicos propietarios de la verdad, seres superiores que nos acusan, denuncian, persiguen, y esperaban poder eliminarnos. Cierto que nosotros debemos ser tan libres como para permitirles opinar y jamás utilizar el Estado al servicio del poder como lo hicieron ellos. Lo difícil es correr el riesgo de confundir grandeza con inocencia, y olvidar que en la derrota de esta secta dogmática y autoritaria está la fortaleza de la democracias que necesitamos.
Utilizaron al Estado para degradar disidentes, ¿son ellos parte de la democracia y la libertad que necesitamos o tan solo la enfermedad que estamos obligados a extirpar?
No son la oposición, solo el núcleo duro de una parte de ella. Mientras crezca el espacio del diálogo se irá concentrando o disolviendo el pensamiento del odio. Siempre existen partidos menores que convocan a gestas absurdas, en poco tiempo el kirchnerismo será solo eso. Y sus gestores mantendrán sus odios como simple ritual interior. Lo demás es la política, y eso es por suerte lo que estamos recuperando.
Julio Bárbaro
Referente histórico del peronismo
En tiempos de estudiante era difícil aceptar que los del Partido Comunista o los de la guerrilla, en caso de ganar, no nos iban a dejar opinar. Para ellos lo mío es un planteo pequeñoburgués, lo cierto es que el hábitat de ellos es siempre la dictadura del proletariado, y luego, a perseguir enemigos -que venimos a ser nosotros-. Un viejo jefe guerrillero nos confesó una noche de cena con vinos y nostalgias, “no imaginan a cuántos teníamos pensado eliminar”. No son peronistas, nunca soportaron el -para ellos- “bonapartismo” de Perón. Ellos siempre la tuvieron clara, lástima que la historia se les dio vuelta y convirtió sus sueños en pesadillas. Y suerte para nosotros.
Si ellos ganaban nosotros ocupábamos el espacio del mal que con la ley de medios y otras persecuciones iban a eliminar. Ahora nos corren con una ley que, según ellos, dura más que sus votos. Si ganan ellos me eliminan, si ganamos nosotros debemos respetarlos. Son gente menor que usurpó el Estado para perseguir disidentes, que se metió debajo de un poder votado por peronistas para perseguir. Una vanguardia de izquierda que desprecia al peronismo y a la democracia nos viene a correr con el cuento de que los debemos respetar.
Utilizaron los canales oficiales para acusar, degradar y perseguir a los que no pensamos como ellos. Dueños de una colección de consignas: imperialismo, grupos hegemónicos, derechas, agentes del poder mediático, y un conjunto de gansadas convertidas en dogmas. Una izquierda utilizada para defender a la derecha; el juego y la obra pública convertidos en distribuidores de justicia social. Y la idea de ser los únicos propietarios de la verdad, seres superiores que nos acusan, denuncian, persiguen, y esperaban poder eliminarnos. Cierto que nosotros debemos ser tan libres como para permitirles opinar y jamás utilizar el Estado al servicio del poder como lo hicieron ellos. Lo difícil es correr el riesgo de confundir grandeza con inocencia, y olvidar que en la derrota de esta secta dogmática y autoritaria está la fortaleza de la democracias que necesitamos.
Utilizaron al Estado para degradar disidentes, ¿son ellos parte de la democracia y la libertad que necesitamos o tan solo la enfermedad que estamos obligados a extirpar?
No son la oposición, solo el núcleo duro de una parte de ella. Mientras crezca el espacio del diálogo se irá concentrando o disolviendo el pensamiento del odio. Siempre existen partidos menores que convocan a gestas absurdas, en poco tiempo el kirchnerismo será solo eso. Y sus gestores mantendrán sus odios como simple ritual interior. Lo demás es la política, y eso es por suerte lo que estamos recuperando.
Julio Bárbaro
Referente histórico del peronismo
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