viernes, 10 de mayo de 2013

Un volantazo bajo presión del dólar paralelo

Por DANIEL FERNÁNDEZ CANEDO – Clarin

http://www.ieco.clarin.com/mercados/volantazo-presion-dolar-paralelo_0_916108411.html

Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y ex ministro Domingo Cavallo, vistos por Sábat

Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y ex ministro Domingo Cavallo, vistos por Sábat

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Sobre el fin de semana anterior, encumbrados funcionarios del Gobierno afirmaban con dedo levantado que el dólar paralelono le importaba a nadie y que se trataba de un mercadoinsignificante sin consecuencias sobre la actividad económica.

Anteayer, con la misma convicción, los cinco funcionarios encargados de manejar la economía anunciaban un blanqueo de capitales para que los argentinos traigan o saquen de las cajas de seguridad o de los colchones los dólares no declarados que tengan.

El salto de posición no sólo empieza a ponerle punto final a la proclamada intención de pesificar actividades clave como la inmobiliaria, sino que destapa una realidad que desde hace meses se venía evidenciando y que, como la inflación, el Gobierno intentaba ocultar.

El blanqueo, inédito en su generosidad para los evasores ya que prácticamente no tiene costo, llega después de que el cepo cambiario aplicado a partir de octubre de 2011 no lograra revertir un resultado: a la Argentina prácticamente no entran otros dólares que no sean los de la soja, el campo y la minería.

Y esos dólares no alcanzan para todo.

En los últimos 28 meses, las reservas del Banco Central bajaron 13.000 millones de dólares y en los primeros cuatro meses de este año cayeron en US$ 4.000 cuando en el mismo período del año anterior habían subido US$ 1.500.

Ese resultado es sólo una de las fotografías de un proceso de desconfianza y salida de divisas que resumió bien la titular del Banco Central en la conferencia de prensa del martes: en un año los depósitos en dólares en los bancos bajaron 50%.

Cepo cambiario, prohibición de comprar dólares a precio oficial, recargo de 20% para los gastos de viajeros en el exterior, etc, generaron la base del mercado paralelocon un dólar disparado por la falta de oferta y ante la evidencia de que cada día subía un poco más. Entonces, llegó el blanqueo.

La propuesta oficial es que un residente saque dólares no declarados del colchón y los deposite en un banco para comprar una propiedad o un terreno con lo quequedan blanqueados.

El vendedor recibe un certificado (CEDIN) con el que va al banco y recibiría los dólares que podrá atesorar o vender en el paralelo para aumentar la oferta de divisas.

De esa forma se volvería a un mercado inmobiliario de las décadas 80/90 cuando la AFIP no existía tanta tecnología informática y no era necesario, como ahora, hacer una declaración jurada ante la AFIP de “licitud de origen de los fondos”.

Así, y según el proyecto oficial (vale la pena refrescarlo para mensurar el tamaño del beneficio) una persona o empresa que traiga los dólares negros estará eximido del “pago de los impuestos a las Ganancias, a la Transferencia de Inmuebles de Personas Físicas y sucesiones y sobre los Créditos y Débitos en Cuentas Bancarios y otras operatorias”. Y de los “impuestos internos y al Valor Agregado” y de “los impuestos a la Ganancias Mínima presunta y sobre los Bienes Personales “. La lista sigue.

En un país con presión impositiva récord para los que pagan, este blanqueo resulta un premio muy valioso para los evasores.

Algunos analistas consideran que podrá tener un efecto positivo sobre el alicaído mercado inmobiliario y se muestran más escépticos sobre el bono para YPF y el sector energético.

Los especialistas creen que el blanqueo podría agregar temporariamente entre 2.000 y 3.000 millones de dólares a las reservas del Banco Central pero difícilmente bajar seriamente el precio del “blue”.

Consideran que, en realidad, el Gobierno (con la excepción de Guillermo Moreno, que ayer dejó deslizar que lo quiere en $ 6,50) sólo busca que el dólar se mantenga en torno de los $ 10 porque lo más desetabilizante es la idea de que sube permanentemente.

Una brecha cambiaria de 90 o 100 por ciento entre el oficial y el paralelo habla de un dólar “manía” según el Estudio Bein y Asociados, que sostiene que “la brecha actualno tiene relación ni con la recomposición de la competitividad de los exportadores (dólar de $ 6,50) ni con la relación de convertibilidad (pesos/reservas) que daría un dólar de $ 7,4”.

El dólar de $ 10,45 aparece como un reflejo de la incertidumbre financiera que va mucho más allá de los desequilibrios macroeconómicos.

La Presidenta ratificó que no hará una devaluación brusca del peso (el Banco Central devalúa de a poco y menos que la inflación, pero el oficial nunca baja) y sale a la búsqueda de dólares para reafirmar su posición.

En un mundo con tasas de interés cercanas a cero y en una en una región con sobrante de divisas, la Argentina vive otra realidad en la que la escasez de dólares empieza a tener consecuencias sobre el nivel de actividad.

A la hora de los votos, los gobiernos argentinos, casi inexorablemente, se aferran al atraso cambiario como único camino para poder expandir el consumo y dinamizar el mercado interno.

El Gobierno salió en forma intempestiva a la búsqueda de dólares para derrotar al “insignificante” blue que, entre otras cosas, le puso fin a muchas fantasías oficiales de pesificación.

Cuando a una moneda se le sacan 13 ceros en 40 años resulta difícil que quien piense en ahorrar no busque alternativas en el intento de ponerse a salvo de los manotazos oficiales, sea cual fuese el gobierno.

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