POR RICARDO KIRSCHBAUM
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10/05/13 – Clarin
La desesperante sangría de dólares habría dificultado la compra de Petrobras por parte de Cristóbal López, el polirrubro empresario ligado al poder kirchnerista.
López necesita 900 millones de dólares para comprar la empresa petrolera brasileña y esos dólares debían salir de las reservas del Banco Central a cambio de pesos que pondría López para girar al exterior.
La cuestión se trató durante la reciente cumbre entre Cristina Kirchner y Dilma Rousseff. Fuentes informadas señalaron que la presidenta de Brasil puso énfasis en que la operación de venta de la empresa brasileña, con control estatal, se haga en la Argentina y no en otra parte del mundo, menos aún en algún paraíso fiscal.
La actual titular de Petrobras se desempeñaba como segunda de Dilma cuando ésta estaba a cargo de la cartera de energía durante el gobierno de Lula.
Las dificultades que aparecieron en la negociación hizo que surgieran versiones sobre un presunto interés de YPF en quedarse con la empresa para, luego, venderla a López. Pero la compañía petrolera argentina desmintió ese “interés” y se atribuyó ese rumor a intereses empresarios que buscaban un atajo que concretar la venta.
También se dijo que Petrobras canjearía la empresa por áreas de explotación en el yacimiento de Vaca Muerta. Tampoco esa versión pudo ser confirmada.
Ese mecanismo se ha llegado a estudiar para compensar a Repsol por la expropiación de YPF. Y habría sido planteado a un sector de accionistas de la compañía española por el gobierno argentino, si ese grupo podía tomar el control de la compañía.
Fuentes del sector dicen que esa oferta sigue en pie, pero en Repsol se afirma que nadie explicitó esa propuesta y que se trataría de una maniobra sin asidero en la realidad de la dirección de esa compañía.
Ahora, este proyecto de blanqueo de dólares en negro abre, por vía indirecta, la posibilidad de que el BCRA reciba una inyección de dólares de libre disponibilidad.
Quizás así Cristóbal López pueda concretar la operación con Petrobras.
La decisión del Gobierno está dirigida a buscar dólares para la energía -YPF dispondría así de los recursos que necesita con urgencia- y para el mercado inmobiliario, actualmente paralizado.
También se abre la posibilidad que el dinero sucio de la política se convierta, de repente, en limpio. Hay testaferros que no necesitarán explicar el origen de sus fortunas. Esta “exteriorización”, eufemismo para disminuir el impacto de un lavado legal de dólares, seguramente será presentada como un acto de “transparencia” por el Gobierno. La generosa oferta oficial no tiene límites para aquellos fondos que provengan de operaciones ilícitas, si éstas no han sido detectadas, como el dinero narco, por ejemplo.
Presentar el blanqueo como un acto revolucionario es otro patético capítulo del cada vez más desvaído relato.
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