Blanqueo de capitales

El blanqueo puede derivar en una narcoeconomía

POR LILIANA NEGRE DE ALONSO SENADORA NACIONAL (PERONISMO FEDERAL)

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18/05/13 – Clarin

Lo que hace que los países sean atractivos para la inversión y el capital es la seriedad y transparencia de sus instituciones y laseguridad con que se moldean las relaciones jurídicas y los mercados. El perfil de cada nación hace una selección indirecta de quiénes invierten y trabajan en ella.

Frente a este nuevo proyecto de blanqueo de capitales, tenemos la obligación de preguntarnos cuál es el modelo de país que queremos. Las denuncias de grandes desvíos de dinero público muestran hoy el modelo que este gobierno representa. Las grandes corrientes migratorias de principios del siglo XX veían a la Argentina como la tierra de las oportunidades, un siglo después se ve a la Argentina como la tierra de los oportunistas.

Pretender fingir que no entendemos qué tipos de capitales pueden ingresar por medio de este proyecto es ser reacios a ver la realidad y convertirnos al dogma kirchnerista que detrás de la bandera nacional y popular pretende encubrir a la oligarquía política y empresarial afines a sus intereses. Abrir como estamos abriendo las puertas, permitiendo que no se declare el origen de los fondos, es para que vengan todos los capitales fruto de la corrupción, del narcolavado y la trata de personas. No hay forma de controlarlo.

¿Queremos ir a la narcoeconomía? ¿Quieren transformar Argentina en un paraíso fiscal?

Las respuestas dependen también de cada uno de nosotros, porque desde nuestro lugar debemos hacer un control de gestión y evaluar si en las plataformas electorales de aquellos que promueven este proyecto, se hubieran mencionado siquiera estas propuestas.

Cada argentino debe exigir respeto como ciudadano y contribuyente, repudiando la injusticia social que se cometería al premiar a quienes incumplen o violan la ley, mientras los jubilados y trabajadores pagan Ganancias y la presión tributaria del país es una de las más altas de la región.

Es que mientras aquellos que manejan grandes volúmenes de dinero tienen incentivos para evadir, los ciudadanos se sienten burlados y desvalidos ante el Estado.