POR SEAN F. REARDON PROFESOR DE EDUCACION Y SOCIOLOGIA DE LA UNIVERSIDAD DE STANFORD, EE.UU.
05/05/13-Clarin
Este dato no es sorprendente: los hijos de los ricos en promedio tienen un mejor desempeño escolar que los hijos de familias de clase media o pobres.
Los estudiantes que crecen en familias ricas en promedio obtienen mejores notas en los exámenes que los estudiantes más pobres; también tienen índices más altos de participación en actividades extracurriculares y en puestos de liderazgo en la escuela e índices más altos de graduación, de inscripción en la universidad y de finalización de los estudios superiores.
Es tan injusto como poco novedoso. Lo que sí es noticia es que en los Estados Unidos en las últimas décadas estas diferencias de éxito educativo entre los estudiantes de altos y bajos recursos se han ampliado considerablemente.
Saber qué debemos hacer al respecto depende de que entendamoscómo y por qué crecen estas disparidades educativas. En los últimos años, junto con otros estudiosos, analicé los datos históricos para comprender este tema. Los resultados de esa investigación no siempre coinciden con las teorías aceptadas o la sabiduría popular.
El acontecimiento más llamativo de las últimas tres décadas es que los puntajes obtenidos en los exámenes por los hijos de familias de altos ingresos aumentaron muy rápidamente.
Antes de 1980, los estudiantes ricos les llevaban poca ventaja a los estudiantes de clase media en rendimiento académico; la mayor parte de la disparidad socioeconómica se daba entre la clase media y los pobres. Pero ahora los ricos superan a la clase media por el mismo margen que la clase media a los pobres. Así como los ingresos de los ricos crecieron mucho más rápido que los de la clase media, la mayor parte del aumento del éxito educativo se ha concentrado en los hijos de los ricos.
Aunque parezca contrario al sentido común, la escuela no parece generar gran parte de la disparidad de puntajes en los exámenes.
La brecha académica se está ensanchando porque los alumnos ricos cada vez más ingresan al jardín de infantes mucho mejor preparados para triunfar en la escuela que los estudiantes de clase media. Mis investigaciones indican que esto en parte se debe a la creciente desigualdad de ingresos. Pero esta sólo explica la mitad del aumento de la brecha de rendimiento académico.
Lo que ocurre es que las familias de altos ingresos están concentrando cada vez más sus recursos –su dinero, su tiempo y el conocimiento de lo que hace falta para tener éxito en la escuela- en el desarrollo cognitivo y el éxito educativo de sus hijos.
Lo hacen porque el éxito educativo es mucho más importante que antes, incluso para los ricos.
Curiosamente, el rápido crecimiento de la brecha educativa entre ricos y pobres brinda un rayo de esperanza: si la relación entre ingresos familiares y éxito educativo puede cambiar tan velozmente, no es un patrón inmutable e inevitable. Quizá deberíamos aprender de los ricos e invertir mucho más como sociedad en las oportunidades educativas de nuestros hijos desde el día en que nacen.
Copyright The New York Times, 2013. Traducción de Elisa Carnelli.
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