lunes, 24 de junio de 2013

Cien días de Francisco, con balance muy positivo

POR SERGIO RUBIN – Clarin

22/06/13

Los primeros cien días de pontificado de Francisco dejan un saldo ampliamente positivo para la Iglesia.

En principio, Jorge Bergoglio logró sacar a la institución del ojo de la tormenta tras la sucesión de escándalos de pedofilia en el clero, filtración de documentos papales, denuncias de corrupción en la curia romana y, en fin, pujas internas.

Sus gestos de austeridad y humildad, más que un estilo, constituyeron una vuelta al espíritu evangélico. Y, junto con su llamado al clero y a los laicos a salir al encuentro de la gente con un mensaje misericordioso, permitieron revitalizar su razón de ser: el anuncio del Evangelio y q uizá detener la sangría de fieles.

Francisco optó por una comunicación clara y directa para referirse a los problemas del mundo y de la Iglesia. Pobreza, corrupción, camarillas varias, “tolerancia cero” ante la pedofilia (como no podía ser de otra manera), casi nada escapó a las referencias del Papa del “fin del mundo”.

En cuanto a la curia romana, conformó una comisión de ocho cardenales de los cinco continentes para estudiar reformas que la hagan más eficiente y transparente.

Con ello, de paso, avanzó en la colegialidad de la Iglesia de tal manera de hacerla menos centralista y más participativa.

Al fin de cuentas, revitalización de la tarea religiosa, reforma de la curia romana y mayor colegialidad fueron las prioridades que surgieron en los debates previos de los cardenales antes de que los de menos de 80 años ingresaran a la Capilla Sixtina a votar al nuevo Papa.

De cara al futuro, hay expectativas: por caso, sobre la posibilidad de que abra un debate sobre el celibato optativo, una mayor participación de la mujer en las estructuras eclesiásticas y permiso de comunión a los católicos divorciados en nueva unión.

Más allá de lo que pueda avanzar en esos temas –que no son equiparables y podrían tener respuestas diversas-, es evidente que para Francisco no son una urgencia. Además, d ebe avanzar con cuidado para no crearse demasiados enemigos.

La urgencia es revitalizar a la Iglesia y, en ese sentido, su comienzo fue auspicioso.

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