martes, 3 de noviembre de 2015

Una puerta para elevar las habilidades humanas

Opinión.

Supermemoria. El efecto de un chip en la película “Johnny Mnemonic”.

Supermemoria. El efecto de un chip en la película “Johnny Mnemonic”.

La forma humana es la forma que mejor conoce el ser humano. Pero se podría analizar si es la mejor forma para todo. El robot baterista de la banda alemana Compressorhead tiene cuatro brazos que le permiten tocar con cuatro palitos a la vez. ¿Qué pasaría si en el futuro una persona consiguiera una prótesis que tuviera un brazo con dos manos? ¿Sería más conveniente tener tres manos que dos? Ser un cyborg, puede ser para restaurar una función o parte del cuerpo (como las prótesis o implantes auditivos que ayudan a millones de personas). Pero también podría ser para incrementar habilidades existentes.

Hace unos años, un atleta fue descalificado de una maratón porque no tenía piernas y usaba prótesis robóticas. El jurado consideró que estaba en ventaja frente al resto de los competidores. ¿Podrá ser tendencia en el futuro que las personas agreguen o cambien partes de su cuerpo para tener más fuerza o resistencia, temas tratados por el transhumanismo? O tal vez podrían surgir nuevas habilidades.

En la película Johnny Mnemonic (1995), Keanu Reeves llevaba un chip en el cerebro que le permitía tener más memoria. En otra película de hace unos años, se mostraba que en el futuro a la gente se le implantaba un chip en el cerebro para comunicarse mentalmente. Tal era la difusión, que el conocimiento se extendía por ideas. Por ejemplo, no existían menús en los restaurantes, ya que los mozos indicaban los platos disponibles telepáticamente y los comensales elegían de la misma manera. Los médicos juntaban sus mentes remotas en busca de soluciones a problemas de sus pacientes. Pero al protagonista del film, por alguna razón biológica, no le podían implantar el chip, por lo que no “escuchaba” las ideas de los otros. Y para aprender, tenía que usar adminículos de papel impreso que ya nadie usaba, o sea, tenía que leer libros. Era considerado un “discapacitado” tecnológico.

Tal vez en el futuro se pongan de moda los agregados electrónicos, o hasta podría ocurrir que los teléfonos terminaran siendo parte del cuerpo. De estar fijos en las casas, pasaron a los bolsillos y hoy hay pulseras que permiten comandarlos. Las personas se lamentan cuando se los olvidan y muchos dependen de estar conectados continuamente. Quizás pasen a ser una placa bajo la piel del brazo o de un costado del cuerpo. También el arte podría encontrar nuevas facetas. Hoy el artista Neil Harbisson está desarrollando nuevos aspectos artísticos, ya que puede “escuchar” los colores a través de un dispositivo en su cabeza. Con eso hace “retratos sonoros” escuchando los colores de los rostros de gente famosa.

Estos temas recién empiezan a ser analizados, y hay que ver ventajas y desventajas. Hace unos meses, empleados del aeropuerto de Tokyo empezaron a usar exoesqueletos HAL para levantar cargas pesadas sin lesionar sus espaldas al nivel lumbar. En 2016 se realizará la primera Cybathlon en Suiza, una olimpíada para atletas con discapacidades que tengan asistencia robótica. Las disciplinas incluyen prótesis, sillas de ruedas robóticas, exoesqueletos y control de aplicaciones con interfaces cerebro-computadora.

Por otro lado, los investigadores avanzan con las impresiones 3D con células vivas. Tal vez algún día puedan imprimir un brazo completo real. Y por ahí una persona al perder una extremidad, no deseara nada diferente, sino que simplemente le diseñaran e implantaran un brazo orgánico, igual al que tenía.

* Marcela Riccillo es doctora en Ciencias de la Computación y docente de la Universidad de Buenos Aires, con especialización en Inteligencia Artificial.

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