Clarin.com Opinión 19/10/15
Leer mientras el tren avanza
Pasiones argentinas.
Un poco con los pelos en la cara; la foto de Pugliese, Pugliese, Pugliese en la remera. Por el bolsito y la hora que es, debe ir a la Universidad de Lanús. Pero ahora está en una cárcel argentina y en el Zoo de Nueva York, con miedo a una mujer pantera:va por un tercio de El beso de la Mujer Araña.
Bajo el spray de limón en las formaciones chinas o en los trenes usados (no hay distinción en este punto) los libros son pasión de viaje (ida y vuelta) entre los pasajeros del “conurbano feroz.”
Donde estaba la chica Puig (cuando se bajó, el dorso de la remera informó que Pugliese era por Don Osvaldo, el grupo de Fontanet) hay un policía que lee un libro forrado. Misterio. Al lado, un flaco de rulos, le va a doler el cuello por el tipo de torsión, avanza con 1984.
Orwell anda fenómeno en las vías, está ahí con Kafka y con Tolkien. A tres o cuatro pasos un veterano va a sacar músculos con el voluminoso Cámara Gesell de Saccomano.
Con El fantasma del pasado (Elizabeth Adler), paren, tenemos que averiguar un poco: best seller del ‘91, anaquel “románticos”, de una señora rubia que ríe.
Una mujer con anteojos, metida con Prohibido suicidarse en primavera, de Casona (seguro que es un desacierto involuntario, si se tiene en cuenta que ya estamos en la estación del picnic de la alergia). En diagonal, atrás, un hipster (o visualmente algo como eso) está con Materialismo ensoñado de Rozitchner, el padre. “La gente no lee”, una oración que con frecuencia se cae de la boca, en el Roca no funciona tan bien.
Leonardo Torresi
ltorresi@clarin.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario