El que se nos caiga el móvil al inodoro o a un charco podría ocurrirnos a cualquiera. De hecho, estoy casi seguro, que bien nos ha ocurrido a nosotros mismos o conocemos a alguien que le ha ocurrido esto en alguna ocasión.
Habitualmente, nos disponemos a abrir el teléfono, desmontar y secar cada una de sus piezas y utilizar papel súper absorbente... con la esperanza de poder salvar nuestro útil tubito (o lo que sea), y deseando que no sea demasiado tarde.
Después habrá que armarlo nuevamente, desde el nivel de desarme al que hayamos llegado.
Por supuesto que todo esto podría no ser fácil de hacer.
Sin embargo, si nos encontramos en tal situación, lo mejor es seguir los siguientes consejos:
1- Sacar inmediatamente la batería para evitar que los cortocircuitos eléctricos carbonicen los frágiles órganos internos del móvil.
2- Luego secar suavemente el teléfono con una toalla y meterlo (“sumergirlo, enterrarlo”) en una jarra llena de arroz sin cocinar, es decir, crudo.
3- En esa forma, simplemente dejarlo unas horas, si es posible una noche entera. Y nada más.
4- Colocar nuevamente la batería y listo
Este truco (no tan truco) funciona por la misma razón por la que la sal se mantiene seca si se ponen en el salero unos cuántos granos de arroz crudo, cosa que conocemos y practicamos.
El arroz tiene una elevada afinidad química por el agua, lo que significa que las moléculas en el arroz sienten una atracción casi magnética por las moléculas de agua, que son absorbidas por el arroz en lugar de gotear dentro del teléfono
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