Narcotráfico y dinero electrónico
Debate.Alfredo Popritkin
El gobierno saliente no trabajó bien en la persecución de los delitos económicos. La Unidad de Información Financiera (UIF) dependiente del Ministerio de Justicia, sub utilizó sus posibilidades y la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC) ha tenido escasa incidencia en las investigaciones judiciales. El nuevo gobierno tiene la oportunidad de reestructurar, revitalizar y profesionalizar estos organismos o crear otros, para que pasen a ser una herramienta de manejo de información de altísimo valor para prevenir y combatir delitos gravísimos que comprometen y condicionan el futuro del país y la población.
La víscera que más incide en el desarrollo de las organizaciones criminales es su recaudación, que les permiten contar con recursos para cometer delito, comprar voluntades de funcionarios en todos los estamentos y acumular enormes cantidades de dinero en efectivo, que les cuesta trabajo introducir en los circuitos institucionales. Allí es donde debería apuntar el accionar de las autoridades, detectar el dinero a ser incautado por una justicia especializada, eficiente y honesta.
Un camino sencillo podría terminar de una vez, con buena parte de estos serios problemas. Me refiero a la creación del dinero electrónico, iniciativa que alienta el director de la AFIP, Alberto Abad.
Si solo contásemos con dinero que utilizamos a través de medios electrónicos identificables, como celulares, tarjetas recargables, cuentas bancarias y transferencias nominadas, no pasarían desapercibidas las transacciones ilícitas, los delitos económicos serían más fáciles de desarticular. Nadie haría compras o pagos sin que queden registrados. Con un sistema monetario informatizado y rastreable se deberían minimizar otros problemas como la evasión tributaria y previsional, el control de la emisión de moneda y un manejo más organizado de las finanzas públicas. Se le complicaría el accionar a aquellos que se enriquecen a costa de los dineros públicos, que dejarían huellas por doquier de sus maniobras y fondos mal habidos.
El uso del dinero electrónico en el inicio de un nuevo gobierno que deberá introducir profundos cambios para regularizar disímiles problemas económicos, podría ser muy útil y oportuno. Reconozco que los políticos no ven con buena cara este tipo de iniciativas, que les complica maniobras como el financiamiento de campañas políticas.
La fuga, persecución y captura de los asesinos del caso de la efedrina puso en la vidriera el problema del narcotráfico. Es el momento justo para implementar esta clase de iniciativas, que quizá no haya otra coyuntura así de favorable.
No debemos olvidar que el narcotráfico y otros delitos graves tienen como objetivo acumular dinero o valerse de él para organizar acciones criminales. Si se logra localizar y desarticular estas organizaciones, llegar hasta el hueso, es decir, quitándoles el dinero y bienes acumulado, quedaría resuelto de raíz buena parte del problema, al menos dentro de los límites de nuestras fronteras.
Desde luego que estas medidas deberían ser acompañadas con una justicia eficiente y otras iniciativas en el área de seguridad como la radarización y una policía especializada, orientadas en un mismo sentido.
Alfredo Popritkin
Contador Forense
La víscera que más incide en el desarrollo de las organizaciones criminales es su recaudación, que les permiten contar con recursos para cometer delito, comprar voluntades de funcionarios en todos los estamentos y acumular enormes cantidades de dinero en efectivo, que les cuesta trabajo introducir en los circuitos institucionales. Allí es donde debería apuntar el accionar de las autoridades, detectar el dinero a ser incautado por una justicia especializada, eficiente y honesta.
Un camino sencillo podría terminar de una vez, con buena parte de estos serios problemas. Me refiero a la creación del dinero electrónico, iniciativa que alienta el director de la AFIP, Alberto Abad.
Si solo contásemos con dinero que utilizamos a través de medios electrónicos identificables, como celulares, tarjetas recargables, cuentas bancarias y transferencias nominadas, no pasarían desapercibidas las transacciones ilícitas, los delitos económicos serían más fáciles de desarticular. Nadie haría compras o pagos sin que queden registrados. Con un sistema monetario informatizado y rastreable se deberían minimizar otros problemas como la evasión tributaria y previsional, el control de la emisión de moneda y un manejo más organizado de las finanzas públicas. Se le complicaría el accionar a aquellos que se enriquecen a costa de los dineros públicos, que dejarían huellas por doquier de sus maniobras y fondos mal habidos.
El uso del dinero electrónico en el inicio de un nuevo gobierno que deberá introducir profundos cambios para regularizar disímiles problemas económicos, podría ser muy útil y oportuno. Reconozco que los políticos no ven con buena cara este tipo de iniciativas, que les complica maniobras como el financiamiento de campañas políticas.
La fuga, persecución y captura de los asesinos del caso de la efedrina puso en la vidriera el problema del narcotráfico. Es el momento justo para implementar esta clase de iniciativas, que quizá no haya otra coyuntura así de favorable.
No debemos olvidar que el narcotráfico y otros delitos graves tienen como objetivo acumular dinero o valerse de él para organizar acciones criminales. Si se logra localizar y desarticular estas organizaciones, llegar hasta el hueso, es decir, quitándoles el dinero y bienes acumulado, quedaría resuelto de raíz buena parte del problema, al menos dentro de los límites de nuestras fronteras.
Desde luego que estas medidas deberían ser acompañadas con una justicia eficiente y otras iniciativas en el área de seguridad como la radarización y una policía especializada, orientadas en un mismo sentido.
Alfredo Popritkin
Contador Forense
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