- Por ALCADIO OÑA – 8 Set 2012 – Clarin
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Brasil es, de lejos, el país más perjudicado por el cepo que la Argentina impuso a las importaciones, tal cual revelan informes de la Secretaría de Comercio Exterior de ese país (SECEX) y del INDEC.
Según la SECEX, entre enero y agosto el ingreso de productos brasileños al mercado local cayó 18.3 % , respecto del mismo período de 2011. Y un considerable 24,3 % , el mes pasado.
Los últimos datos del INDEC cubren enero–julio, pero sirven para mostrar que el filtro de Guillermo Moreno no alcanza a todos por igual.
En promedio, la baja de las importaciones redondeó el 5 % y un porcentaje idéntico retrocedieron las que provienen de China. Sin embargo, al interior de las estadísticas del INDEC asoman contrastes apreciables.
El resultado empieza a invertirse cuando se observa que las compras al bloque integrado por Estados Unidos, México y Canadá crecen 5 %. Aún así, esta ecuación no es homogénea.
Dentro del NAFTA, el gran ganador es EE.UU., con un aumento del 14 % en sus exportaciones a la Argentina. En cambio, pierden México y Canadá, cuyas ventas caen 13 y 27 %, respectivamente.
La Unión Europea también tiene un lugar en el podio de los vencedores, aunque la relación dentro del bloque tampoco es pareja. En los siete primeros meses del año, la importaciones que llegaron desde allí se incrementaron 15 % .
Son datos relevados por la consultora abeceb.com. Y en el caso de las compras a la UE y a Estados Unidos, surge un factor común: el peso de los combustibles y del gas natural.
La misma necesidad de tapar el agujero de la estructura energética explica que entre 2011 y 2012 las importaciones desde Trinidad y Tobago hayan escalado de US$ 633 millones a US$ 1.072 millones. Puro gas licuado caro, para abastecer las centrales térmicas.
Luce notorio, en este punto, que existen operaciones a las que el largo brazo de Moreno no puede ni debe llegar. Y la mirada general pone en evidencia, nuevamente, que la guadaña sacude en grande a Brasil.
Un análisis de la consultora LCG dice que si se excluyen las brasileñas, el recorte al resto de las importaciones queda reducido al 1 % . Completa con un comentario: muchos de los bienes que llegan de otros lugares compiten con los del socio del Mercosur. ¿Conflicto en puerta?
Hace tiempo que el Gobierno le reclama a Brasil por un balance comercial menos desequilibrado. A los empujones, Moreno lo está logrando: en los primeros ocho meses, el déficit bilateral se contrajo un 54 %. Así, entre el año pasado y éste, el rojo bajó de US$ 3.730 millones a US$ 1.717 millones.
La cuestión es el método. Al otro lado de la frontera y cada vez con mayor intensidad, le piden a la presidenta Dilma Rousseff que se ponga firme con la Argentina . Dilma ya ha trasladado el caso del Ministerio de Desarrollo a la Cancillería, una manera encuadrarlo en clave diplomática, no sólo comercial.
Después de algunas conversaciones con Moreno que parecían enderezadas a aliviar las restricciones, recrudecieron los obstáculos y las importaciones son evaluadas una por una, ni siquiera sector por sector. El retroceso del 24,3 % anotado en agosto puede preanunciar un nuevo frente de tormenta.
Ya existe otro, creciente, con Uruguay por las trabas al ingreso de bienes de los sectores automotriz, de autopartes y textil. Y a las presiones políticas y empresarias que hacen foco en el presidente José “Pepe” Mugica, se les sumó el cepo cambiario, que hiere el turismo y pega de plano sobre un motor clave para la actividad económica del vecino.
Curiosa política comercial la argentina: golpea a los socios del Mercosur y deja réditos a países ajenos al bloque .
El problema con Brasil es que su mercado resulta crucial para nuestras exportaciones industriales, sobre todo, las automotrices. Y allí ancla, justamente, una apuesta fuerte del Gobierno mirando a 2013.
Cualquier represalia la pondría en apuros .
En realidad, la apuesta ya flaquea porque la economía brasileña tarda en remontar. Además, la participación de ese país en todo el comercio exterior argentino ha bajado del 25 al 22 %, lo cual reduce su papel dinamizador sobre las ventas industriales.
La conclusión siguiente de LCG también coloca entre paréntesis cualquier entusiasmo excesivo. Dice que si pese a todas las medidas de estímulo de Dilma Rousseff, el año próximo Brasil no creciera más del 3 % su aporte al PBI nacional se limitaría a medio punto porcentual.
Está definitivamente claro que el racionamiento de Moreno no apunta a sustituir importaciones por producción local. Resulta, sencillamente, un subproducto de la necesidad de preservar divisas escasas y evitar una caída mayor en las reservas del Banco Central.
Pero como la estructura económica argentina es altamente dependiente de insumos y bienes del exterior, atender esa prioridad golpeó al proceso productivo. En 2013 habrá más divisas disponibles y algunas restricciones sobre recursos esenciales serán levantadas.
Aún con el cepo a pleno, entre enero y julio el balance comercial industrial arrojó un déficit de 13.000 millones de dólares. Esa dependencia que canta la realidad revela que poco o nada ha cambiado durante estos nueve años.
Y perfora cualquier relato sobre la política de sustitución de importaciones
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