viernes, 24 de agosto de 2012

“Ya no aguantó más ... ¡me cansé!”

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23/08/12- Clarin

“Ya no aguantó más ... ¡me cansé!”

¡No aguanto más! Repaso días pasados y veo. Paro de subtes, colas interminables, pérdidas de premios y sanciones a los trabajadores por llegadas tarde, corte en las autopistas por conflictos gremiales, ferrocarriles obsoletos y ... ¡otra vez! ... colgados, malhumorados, cansados, así estamos los trabajadores. Funcionarios que deben predecir los sucesos, que tienen los medios para solucionarlos, pero no actúan como deben. Tenemos a la familia desarticulada, la casa desordenada, los chicos ingobernables y cada uno hace lo que le parece y como cree que debe. ¿Y la mamá?
Sabemos que la falta de una figura paterna hace mella en el seno familiar y que la madre, por más buena voluntad que tenga, se la hace difícil enderezar el rumbo, pero mi estimada madre de familia no se quede sentada en la planta alta. Yo sé que a usted le encanta que tengamos que alzar la vista para poder verla. Que está “soberbiamente” instalada, pero esa cómoda posición que adopta le hace perder el control de la cría, ya les aprobó el examen del redoblante y su ritmo, que también le deja portar en la mochila escolar, algún envase de dudosa carga alimenticia, que ya los guió para el agite de pancartas alusivos y favorables y que aún le queda algún cultor del tetra y choripán que espera el subsidio adictivo. Yo siempre la admiré, se lo juro, y disculpe mi tuteo, eras mi ídola, esa revolucionaria que en el Congreso ponía arriba del pupitre eso que muchos hombres tienen y no ponen. ¿Qué pasó? Se los enchaparon en oro y le hicieron creer que eran lingotes verdaderos. Estuve a tu lado cuando tu compañero partió, compartí tu dolor, para mis adentros prometí que había que apoyar y darle con todo, pero ... ¡me cansé!
No me alcanza mi mensualidad para vivir con cierta dignidad, salgo a la calle y no se si regresaré; voy a un hospital y esto no hay y aquello tampoco. Venga a las 3 de la mañana y por ser urgente tendrá turno en 90 días. Escucho que sin trabajar algunos tienen una mensualidad superior a la media. ¿Qué pasó, jefa? Baje de la planta alta, involúcrese con los chicos descarriados, encarrile a los revoltosos y vagos, recuerde a ellos que el Himno se canta también en otras acciones no deportivas y que el “¡armémonos y vayan!”, no sirve. Mi querida jefa, no quiero que se vaya, pero labure para los que la eligieron pensando en una Argentina mejor y no para aquellos que se conforman subiendo a un micro “arrebañado” a la espera de una asignación. Le deseo éxito, porque el suyo será el de todos.
Juan Vigna

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