Kiribati: La Nación Sumergida

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[SEPA] Kiribati, es un país insular, ubicado en un archipiélago formado por treinta y tres atolones coralinos sobre el Pacífico, al noreste de Australia. Kiribati estará bajo las aguas oceánicas en los próximos 50 años. Ante la desidia con que la comunidad internacional se toma el desastre natural que se cierne sobre esta nación, su Gobierno no descarta ninguna opción y están haciendo esfuerzos desesperados por evitar o afrontar la catástrofe inminente, que se estima dejará sin hogar a más de 100.000 personas.

En las islas más comprometidas se habló de la posibilidad de construir un muro defensivo, lo cual muchos consideran inviable. Otro de los proyectos consiste en construir una plataforma flotante que sería como una isla artificial, para albergar a la población, similar a las construidas para la extracción de petróleo del lecho marino, lo que tendría un coste de 2000 millones de dólares.

Sin embargo, ante la posibilidad cada vez más cierta de que el cambio climático muy pronto termine eliminando a toda esta nación insular, los gobernantes de Kiribati están estudiando un insólito plan: trasladar a toda la población a Fiji.

Kiribati, se encuentra sobre el ecuador cerca de la línea internacional de cambio de fecha y pasó a ocupar el lugar más destacado en la polémica mundial sobre el cambio climático porque muchos de sus atolones apenas se elevan por encima del nivel del mar. Estas islas se han convertido junto a las Islas Marshall y Tuvalú en las primeras víctimas del calentamiento global.

El presidente de Kiribati, Anote Tong, declaró a la prensa que el gabinete aprobó un plan para comprar casi 2.500 hectáreas en Viti Levu, la isla principal de Fiji. Se trata de una porción de tierra fértil que podría servir como seguro de vida para los pobladores de su país. El costo de esta tierra alcanza los 9,6 millones de dólares.

 
Perfil de las Islas Kiribati, a ras del mar

"Esperamos no tener que poner a todos en una sola parcela de terreno, pero si fuera necesario, sí, podríamos hacerlo", dijo Tong. "Esto se aplicaría a una generación más joven. Para ellos, la mudanza no será optativa. Su supervivencia dependerá de ello".

Tong dijo que esperará a que el parlamento apruebe la compra, hecho que prevé para abril, antes de abordar el tema formalmente con las autoridades de Fiji. Sin embargo, las autoridades de Fiyi han adelantado que no están preparadas para la masiva y urgente migración de los ciudadanos de la nación cercana. En el caso de que se produzca la venta de tierras, no será la primera transacción de una isla del Pacífico, ya que España cedió a Alemania la soberanía de las Islas Marianas en 1899 a cambio del pago de 25 millones de pesetas de la época, según los historiadores.

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Cambio Climático

Fiji, a su vez tiene 850.000 habitantes, se encuentra unos 2.200 kilómetros al sur de Kiribati. No está claro qué piensan ellos sobre la posibilidad de dar una parte de su tierra para que se instalen sus vecinos. El director del Consejo Inmobiliario de Fiyi, que ha acercado a las partes, dijo que Kiribati necesita las tierras para cultivos y para extraer material para utilizar en sus defensas marinas.

Para el caso de que el acuerdo bilateral con Fiyi fructifique, el Gobierno de Kiribati no planea trasladar a toda su población "de una sola vez". "Necesitaremos encontrar empleos, no como refugiados sino como inmigrantes con habilidades que ofrecer, gente que tiene un lugar en la comunidad, personas que no sean vistas como ciudadanos de segunda clase", declaró Tong ante el eventual traslado.

"Nuestra gente tendrá que ser reasentada cuando las mareas hayan alcanzado nuestros hogares y poblaciones", anunció el presidente Anote Tong, en un discurso dirigido al país y emitido por la radio y la televisión pública la semana pasada. Hasta el momento, varias decenas de personas que vivían en aldeas levantadas en la costa de islotes de Kiribati han emigrado ante el negro porvenir que les aguardaba y se han convertido en los primeros refugiados climáticos, un estatus reconocido por las Naciones Unidas para los afectados por las consecuencias del calentamiento global.

El Presidente Tong informó que ya se han registrado casos de contaminación del agua potable subterránea a raíz de la infiltración del agua del mar, vital para la vegetación y las cosechas.

Según Tong, algunas partes de la isla son tan “finas” que “si se tira una piedra puede llegar a atravesar la superficie insular”. En 2009 los climatólogos predijeron que para finales del siglo XXI el nivel del agua subiría a 1,1 metros y en este caso Kiribati (al igual que muchos otros estados de la Polinesia) quedaría devorada por la vorágine oceánica. En este contexto cabe agregar que los patrones cambiantes de lluvia, mareas y tormentas son tan peligrosos para las islas, como los niveles del mar.

Mientras todo ello sucede, en los círculos académicos, ambientales y políticos de los países desarrollados, principales productores de gases invernaderos, todavía se discute si el calentamiento global deriva de causas antropogénicas o naturales, dando lugar a teorías catastrofistas o negacionistas del fenómeno y a un negocio editorial paralelo, que se desarrolla beneficiando a personas que viven lejos, muy lejos de Kiribati.