- Clarin.com
- Opinión
- 17/02/15
No necesitamos esta Inteligencia
Debate.Dante Caputo
Horacio Cardo
Me resulta claro para qué sirven los organismos de inteligencia en los países serios. Aportan información para mejorar la capacidad estatal para garantizar la soberanía externa, la seguridad nacional y la seguridad interior. Por país serio, o razonablemente serio, entiendo uno en el cual el funcionamiento de las instituciones es eficaz (es decir, alcanzan gran parte de sus objetivos) y están sometidas al estado democrático de derecho (es decir funcionan estrictamente dentro de las normas dictadas por un parlamento democrático).
Para el caso argentino, los organismos de inteligencia no parecen cumplir eficazmente su misión y realizan un sinnúmero de actividades que violan toscamente el estado democrático de derecho.
En esas condiciones no sirven para nada que tenga que ver con el interés nacional, sino más bien lo contrario. Violan la privacidad de los ciudadanos, son utilizados para presionar a los funcionarios públicos, extorsionarlos, crean miedo, sirven como instrumento ilegal para el poder ejecutivo y son absolutamente incompetentes en temas que hacen a la seguridad nacional. Sospecho que también son responsables de asesinatos y otras acciones espantosas.
Fui ministro de Relaciones Exteriores, durante cinco años y medio. Durante todo ese tiempo, no recibí una sola información de estos organismos que me ayudará a mejorar nuestra política.
Mejor dicho, una vez recibí un informe. Era espontáneo, yo no lo había pedido (seguramente alguien de la SIDE decidió que había que hacerlo) y consistía en un documento inverosímil. Uno de nuestros espías en funciones en una ciudad europea, había penetrado en las oficinas de un consulado extranjero y había sacado foto de las instalaciones. Lo miré varias veces porque no entendía de qué se trataba; y finalmente se trataba de algo, nada. Las fotos eran de escritorios y oficinas, no había documentación relevante ni irrelevante. Es decir, un señor acreditado como funcionario diplomático argentino para cumplir tareas de inteligencia tuvo esta ocurrencia, la que si se hubiera detectado por el país espiado habría generado un grave incidente diplomático.
Aparte de esta idiotez peligrosa, jamás recibí una sola información de ninguno de los espías de la SIDE desparramados en muchos de los países en los que teníamos representación diplomática.
Nuestras instituciones o más precisamente las organizaciones burocráticas que constituyen el Estado (en particular el poder ejecutivo) se encuentran en un estado de precariedad agudo. Excepto dos o tres casos – la Cancillería es uno- cualquiera que haya cumplido funciones de gobierno sabe que, además de todas la dificultades que existen para llevar adelante una política publica, la más seria, contra la que no se puede combatir, es la deplorable situación de nuestra administración pública. A esto, se debe agregar la otra dimensión que poseen estas instituciones: ellas constituyen la forma concreta en que se expresa el Estado y el Estado es -a su vez- la forma concreta en que se expresa la voluntad de las mayorías.
En breve, los organismos de inteligencia en Argentina no sirven para nada que se vincule con el interés general. No nos ayudan a defendernos de peligros exteriores ni interiores. Son, más bien, organismos que proveen los instrumentos de persecución a los regímenes democráticos y en los que se hilvana la relación con las tenebrosas organizaciones de inteligencia exterior.
Por lo tanto ¿para qué queremos seguir manteniendo este monstruo que pisa fuerte? Y en el mismo orden de ideas ¿para qué queremos los servicios de informaciones de las diversas Fuerzas Armadas?
Lector, como usted advertirá no tiene demasiado sentido espiar para asegurar la Defensa si no tenemos armas para ejercer esa defensa si fuera necesario. Aunque nos enteremos de un peligro mayor proveniente del exterior, no nos podríamos defender porque no tenemos con qué hacerlo. Entonces, mejor no saber nada.
Pero, casi todos sospechamos que esos servicios no espían a los potenciales enemigos de la patria ( ¿cuáles serían?), sino a nosotros; a usted y a mi. Las escuchas son importantes en las causas judiciales. Bien, creemos un servicio en el ámbito de la Corte Suprema. Aparte de eso, cualquier otra cosa, será para molestarnos. En definitiva, si suprimimos a la SIDE, la SI, la AFI y todos esos engendros inútiles, hasta que volvamos a ser un país serio, creo que tomaríamos una buena decisión. Y Milani dejaría de ser inquietante.
Dante Caputo fue Ministro de Relaciones Exteriores, entre 1983 y 1989.
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