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- 07/02/15
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“Las desventuras de Cristina Kirchner en China” es el irónico título de la nota, publicada ayer por el periodista Evan Osnos en la revista estadounidense The New Yorker. Allí desanda los pasos de la presidenta en su visita a Beijing. Cita, traduce y explica con acidez el -ya- famoso tuit donde imita la dicción oriental en castellano: “Más de 1.000 asistentes al evento... ¿Serán todos de la ‘Cámpola’ y vinieron sólo por el aloz y el petróleo?” Sus conclusiones son demoledoras: “Quizá Kirchner haya salido de gira con su actuación. En un mundo post-Qaddafi, en el que ya ningún jefe de estado viaja con su carpa y pide un lugar para clavarla, acaso Kirchner coquetee ahora con un nuevo estándar para convertirse en la VIP más incómoda”.
“La presidenta marcó un nuevo récord en eficiencia ofensiva racial: insultó a un quinto de la humanidad en menos de 140 caracteres”, subraya el periodista, quien también recuerda que su mano derecha y confidente, Carlos Zannini, es -casualmente- conocido como “El chino” por su filiación juvenil con el maoísmo, en los años 70. En el muy seguido sitio sinosphere, uno de los blogs de The New York Times, un usuario chino comentó: “Esto plasma el coeficiente intelectual de un presidente”.
Para Osnos se trata de una nueva “rareza” de la Presidenta y cita al reconocido periodista Jon Lee Anderson, quien escribió que Cristina ha protagonizado una larga saga política “que es una mezcla de tragedia griega y ópera bufa”. Osnos remarca que su comportamiento adquirió un nuevo significado global a partir de la misteriosa muerte del fiscal Nisman: “adscribió primero, y luego renunció, a la idea de que se había suicidado”.
Osnos trae al presente un cable del Departamento de Estado publicado en 2010 en el que se contaba que diplomáticos de EE.UU. solicitaron información sobre el “estado mental” de la Presidenta y sobre “algunas medicaciones”. Ese año Cristina había bromeado acerca de que le hubiera gustado “desaparecer” a varios de sus oponentes políticos. “Trató de retractarse pero fue muy difícil en un país que aún trata de sortear su propia historia de desapariciones políticas”, subraya.
En los últimos años circula un chiste que habla de “Argenzuela”, como una herencia del espíritu de Hugo Chávez: “Mes a mes, a cada discurso torpe, está evolucionando por completo hacia un chavismo argentino, que antepone el poder al país y confunde teoría conspirativa con política; y ve los aspectos económicos y la diplomacia como un inconveniente”, señala.
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