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- 08/04/15
El “ojo seco”, un mal de época: por las pantallas ahora lo sufren hasta los chicos
El lado B de la tecnología.Oftalmólogos afirman que bajó a la mitad la edad en la que aparecen los síntomas de la enfermedad. Es por el uso constante de celulares, tabletas y computadoras.
Aumentaron las consultas de chicos y adolescentes afectados por este síndrome.
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“Hace 20 años en el consultorio veíamos un caso en forma esporádica; hoy es habitual”, afirman los oftalmólogos. Se refieren al síndrome de “ojo seco”, una afección que se produce cuando en el ojo existe escasez o falta de lágrima debido a la constante exposición a las pantallas de celulares, computadoras, tabletas y demás aparatos electrónicos que hoy ofrece la tecnología. También, tiempo atrás, aparecía en personas que tenían cerca de 40 años, y ahora se observa en pacientes que tienen la mitad de esa edad. Y no termina allí. Los chicos y adolescentes tampoco pueden escapar a los síntomas.
La vida diaria está regida por el uso permanente la tecnología. Se “vive conectado” para muchas cosas, desde trabajar hasta para organizar una salida. Pero su uso frecuente no es gratuito: el ojo paga irremediablemente un peaje. Además de los molestos síntomas que el “ojo seco” ocasiona -como ardor, ojos enrojecidos, cansancio y dolor de cabeza-, los oftalmólogos consultados por Clarín señalan que la disminución de las lágrimas hace que el ojo quede desprotegido, expuesto a virus y bacterias que puede causar de irritaciones, alergias y conjuntivitis.
Y muchas veces -subrayan los expertos- el ambiente de trabajo se ve agravado porque la iluminación del lugar no es la adecuada, no hay ventilación o hay exceso de calefacción o aire acondicionado.
Las causas del “ojo seco” son diversas. En los adultos mayores, forma parte del deterioro natural de las funciones del cuerpo, sobre todo después de los 65 años. En las mujeres, que son las más perjudicadas, los desencadenantes suelen ser los cambios hormonales relacionados con el embarazo, los anticonceptivos orales y, principalmente, el climaterio. Hay otros factores que conducen a este síndrome como por ejemplo el uso de lentes de contacto.
Para diagnosticar este mal, que también se conoce como “síndrome visual informático”, el especialista realiza un cuestionario estándar. “Pregunta por ejemplo -dice Fabián Lerner, expresidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología- si se le borran las letras en la pantalla de la computadora mientras trabaja; si lagrimea o siente dolor en los ojos; si tiene la sensación de un cuerpo extraño como arenilla en el ojo, o si al levantar la vista le cuesta enfocar a lo lejos”.
“Ante la pantalla, el ojo parpadea menos y se mantiene abierto durante más tiempo que el normal. Así, se evapora el líquido lacrimal que nutre la córnea y la protege”, explica Alejandro Aguilar, presidente honorario de la Sociedad Argentina de Superficie Ocular.
¿Por qué el “ojo seco” se detecta en gente más joven? “Grandes y chicos recurren más que antes a la consulta con el oftalmólogo debido al cansancio que produce el uso de las pantallas”, responde María Angélica Moussalli, del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano. “Es que el trabajo constante de enfocar, de estar atentos frente a una pantalla horas enteras, ocasiona varios signos y molestias, incluso pueden aparecer pequeños astigmatismos o miopías leves que deben corregirse o agravarse otras patologías oculares ya existentes”.
Un dato alentador es que la consulta temprana con el especialista ayuda a detectar en forma preventiva los casos de glaucoma, una enfermedad que daña progresivamente al nervio óptico y produce una gradual pérdida de la visión. “Esto genera una conciencia de prevención y se evita, en cierto grado, el aumento de la tasa de ceguera”, destaca Lerner.
¿Qué medidas se deben tomar para tratar el “ojo seco”? Moussalli explica que se puede recurrir al uso de lágrimas artificiales que lubrican el ojo, junto a una serie de medidas como modificar el hábito para lograr un parpadeo frecuente, respirar, relajar y elongar. “El objetivo -explica- es que el oxígeno circule en el cuerpo y permita descansar breves minutos, mejorar el rendimiento y disminuir el cansancio”.
Lerner apunta una cuestión básica: la altura de la mesa donde está ubicada la pantalla: “Debe estar al mismo nivel que la vista de la persona o ligeramente hacia abajo, nunca hacia arriba, porque el parpadeo es más eficiente si se mira hacia abajo”, argumenta.
“Además -remarca Aguilar- es apropiado usar lentes de descanso antireflejo con un tratamiento especial que atenúa la luz y el brillo de la pantalla. Y si el paciente usa lentes de contacto, es necesario hacer ajustes para adecuarlos”.
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