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- 15/11/14
El ministro insiste que la resolución debe pasar por Naciones Unidas. Expectativa por apoyos de Brasil y Francia.
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Apenas llegó Australia para participar de la Cumbre del G-20, ayer a la tarde, y con trece horas adelante de Argentina, Axel Kicillof evidenció las diferencias que hay en este foro sobre cómo resolver la reestructuración de las deudas soberanas en default. Kicillof arribó con el canciller Héctor Timerman.
El ministro de Economía, que viajó en representación de la presidente, Cristina Kirchner, reconoció: “Hay muchos (países) que piensan que la solución puede estar en el Fondo Monetario Internacional, que puede estar en los cambios de los contratos y la verdad es que nosotros festejamos, celebramos que se propongan diversas soluciones, pero lo que pasa es que nos parece insuficiente”, sostuvo en el aeropuerto, antes de sumergirse en un hotel de la ciudad de Brisbane, donde hoy y mañana sesionará el G-20. La postura del FMI, a tono con la de la Asociación Internacional del Mercado de Capitales, pretende que haya “acciones colectivas” sobre los bonos soberanos para así ayudar en las reestructuraciones de deuda. Ello también se trató en la reuniones previas.
De hecho, como sostuvieron fuentes diplomáticas a este diario, el tema de las deudas soberanas estuvo en el borrador del G20, pero no de la manera que Argentina quiere.
Kicillof dijo ayer que el camino planteado por Argentina ante las Naciones Unidas, de contar con una convención a nivel global, era “el único que puede resolver” la disputa con los fondos buitre. “Evidentemente el FMI tiene que tener un papel y que también los contratos tienen que modificarse, pero desde el punto de vista de la cuestión fáctica lo que se necesita es instrumentar un mecanismo internacional que solucione diferendos, pero que además permita que los ataques de los fondos buitres que han sido feroces y lo van a seguir siendo, no puedan reproducirse”.
El ministro se refirió así al apoyo del G77 a una resolución que impulsó argentina en la Asamblea General de la ONU, en septiembre. Pero no contó con el apoyo de 11 países, entre ellos grandes potencias, y hasta Australia, en la presidencia ahora del G20. El primer ministro del país anfitrión, Tony Abbott, fue claro. “Crecimiento y empleo”, son los temas de esta cumbre del G20, que como en todas se colarán las crisis políticas del momento: las tensiones Washington-Moscú por Ucrania, la baja de los precios del petróleo, la irrupción del Estado Islámico. Pero al mismo tiempo, los argentinos confían en que Dilma Rousseff y Francois Hollande, respalden a la Argentina en la disputa contra los “buitre”.
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