lunes, 15 de septiembre de 2014

Relojes inteligentes: el nuevo "GPS" de la vida cotidiana

La nueva apuesta de las tecnologías

Permiten ver notificaciones telefónicas, leer mails, navegar y hasta monitorear la salud.

El concepto de tecnología para vestir logró su mayor ancho de propagación en 2012 y, desde ese entonces, se viene anunciado una revolución informática que todavía no se cumple. Pese a la resistencia del consumidor, este año, las grandes firmas de electrónica, incluyendo Apple, presentaron sus relojes inteligentes que dejan de marcar la hora para convertirse en un “GPS” de la vida cotidiana.

Los relojes inteligentes, además de otorgar un toque de distinción, dar la hora y resistir las salpicaduras y el polvo, permiten ver las notificaciones telefónicas en una pantalla LED que, dependiendo del modelo, va de los 38 a los 50 mm. (1,3 a 2 pulgadas). Otros son capaces de medir los pasos, calcular el consumo de calorías y monitorear el ritmo cardíaco.

Estos dispositivos que se controlan mediante el tacto están recubiertos de sensores. Desde acelerómetro, giroscopio, termómetro, altímetro, barómetro, hasta brújula, parlantes, GPS y micrófono. Todos estos elementos se combinan con algunas aplicaciones ya instaladas o por venir, que hacen posible la interacción con la maquinaria.

Así, para quien teme impresionar con el tamaño de su aparato y prefiere no exhibirlo en público, es posible rechazar la llamada entrante desde la muñeca, recorrer la lista de contactos y los compromisos de la agenda. También, cambiar el tema que está sonando y ver las indicaciones de los mapas.

Como toda tecnología incipiente no está exenta de contradicciones. Así, una de las primeras víctimas de la telefonía celular fueron los relojes, ya que para saber la hora en lugar de mirar la muñeca bastaba con meter la mano en el bolsillo. Curiosamente, para aprovechar las funciones de estos relojes, hoy es necesario conectarlos a un teléfono inteligente.

Este proceso se realiza mediante una sincronización por un Bluetooth de bajo consumo. El problema que muchos usuarios reportan es que no resulta sencillo emparejar ambos aparatos. La mayoría de los relojes, son compatibles con los modelos de última generación. De los equipos más antiguos soportan únicamente algunas funciones y en algunos casos, no es posible vincularlos.

Uno de los aspectos más interesantes es que uno puede cambiar o modificar a voluntad el cuadrante de su reloj como si se tratara de un fondo de pantalla. A través de un editor se puede optar entre un formato analógico o digital y decidir qué aplicaciones se acomodan en pantalla y la distribución de los números o el grosor de las agujas.

Los relojes inteligentes también acarrean el mal que desde hace años acecha a los smartphones: el consumo energético. La mayoría viene con una batería recargable de baja capacidad, que ronda los 350mAh. Si se los utiliza con mucha intensidad, la autonomía se reducirá a un día. Cuando el consumo es más moderado, se los podrá disfrutar por dos días.

La pantalla, que en promedio alcanza una resolución de 320 por 290 píxeles, es la gran responsable de secar la carga de la batería. Para evitar el despilfarro, algunos modelos reducen al mínimo el brillo, lo que da una baja visibilidad a la luz del sol. Otros optaron por la tinta electrónica (la misma que usan los lectores de eBook) pero en ese caso, habrá que conformarse con un reloj en blanco y negro.

Como todo dispositivo inteligente, los relojes también dependen de un sistema operativo. Aprovechando la ventaja con los teléfonos, Google apuesta a Android Wear. Alistados en sus filas están Motorola, LG, Sony, Asus y en breve, HTC. Curiosamente, Samsung decidió inaugurar Tizen, su propio sistema y probar suerte con sus relojes. El otro jugador es Apple con su nuevo Watch OS.

No hay comentarios: