martes, 22 de noviembre de 2011

Células Madre

“Guardar células madre no es egoísmo sino protección biológica para hijos y familia”

19/11/11 Pocas noticias científicas avivan más ilusiones -pero también sospechas- como la preservación de la sangre del cordón umbilical y la posibilidad que ésta abre para terapias con células madre.

Por GEORGINA ELUSTONDO – Clarin

Fuente:  www.Entremujeres.com

Las opiniones son extremas. En el mundo científico y académico, se reparten por igual entre la fascinación y el espanto. Y no por el tema en sí, sino por el volumen de información, exageraciones y engaños que lo circundan. En torno a los tratamientos médicos con células madre, muchos pronostican el fin de todos los males; otros, en cambio, piden cautela, denuncian estafas y negocios y desmienten paraísos que aseguran infundados, al menos por ahora.

El doctor Claudio Chillik, doctor en Medicina, especialista en Endocrinología Ginecológica, Ginecología y Obstetricia y Medicina Reproductiva y Director Científico de Matercell, el banco de células madre privado más grande del país, defiende la existencia de bancos públicos, asegura que “el mundo de posibilidades que inauguran las stem cells (células madre) es ilimitado” y reconoce que, en Argentina, el tema avanza en un marco legal por lo menos “confuso”.

¿Qué son las células madre?

Son células que se dividen de manera casi indefinida y pueden transformarse en cualquier célula del cuerpo. Ese potencial hace que puedan ser utilizadas para la regeneración de células o tejidos dañados por alguna enfermedad. Normalmente, todos tenemos células que se mueren todos los días y que son regeneradas a partir de las células madre que existen en casi todos los órganos. Pero ante un daño o una enfermedad importante, el cuerpo pierde esa capacidad. Por ejemplo, en el infarto de corazón, parte de las células cardíacas se mueren porque no les llega sangre y no se pueden curar ni regenerar: la única manera de recuperarlas es “desde afuera” con la colocación de células madre que reemplacen a las que han sido dañadas. Lo mismo ocurre en enfermedades neurológicas en las que mueren neuronas, como el Parkinson o la diabetes.

Muchos adelantos médicos alientan expectativas que a veces resultan desmesuradas. Respecto a lo que se puede tratar o curar con células madre, ¿qué es presente y qué es futuro?

Ya se tratan enfermedades de la sangre como la leucemia y algunas enfermedades metabólicas. En ambos casos se están haciendo trasplantes con médula ósea y con células madre con muy buenos resultados. También se están usando a nivel clínico células madre para regeneración de cartílago y de hueso, y para algunos problemas cardíacos, como la insuficiencia cardíaca y el infarto de miocardio. Las células son extraídas de la médula ósea del mismo paciente (células madre autólogas) para que no haya riesgo de rechazo (obviamente, son pacientes que, por su edad, no tienen células de cordón) y la forma de colocarlas es por cateterismo o por inyección directa en el músculo cardíaco. El uso es cada vez mayor, en especial en casos de pacientes con cuadros severos y en los que por algún motivo no pueden ir a una lista de espera de trasplante. Fue el caso de Gerardo Sofovich. En un futuro podría haber noticias sobre nuevas posibilidades en el campo neurológico. Se está trabajando en protocolos de investigación muy serios en casos de Parkinson, cuadriplejias y esclerosis múltiple. Pero todavía falta un poco para saber bien en qué enfermedades y de qué manera van a ser utilizadas las células.

¿Por qué un adulto debiera plantearse la posibilidad de guardar células de un hijo?

Es algo muy personal. El principal argumento científico es que la célula madre ideal es aquella que pertenece al propio individuo que eventualmente la necesitará, en tanto evita la posibilidad de rechazo; aquella que es joven, porque tiene mayor capacidad de dividirse y de regenerar; y que es sana, para que su aplicación tenga el mínimo de riesgo posible. Las células madre obtenidas del cordón umbilical no sólo reúnen las condiciones “ideales” sino que además usualmente son descartadas luego del parto.

¿Cómo es el procedimiento de extracción de células madre durante el parto?

Se recoge una muestra de la sangre que normalmente se descarta con la placenta y el cordón umbilical, para extraer de allí células madre. Como esto se hace cuando se corta el cordón, no hay riesgo para la mamá ni para el bebé.

¿Hay personas que, por sus antecedentes genéticos o por algún diagnóstico previo, tengan especialmente aconsejado guardar células?

El 99% de los que guardan células madre lo hace como un resguardo biológico para el niño y/o su familia, por la eventualidad de que ese chiquito o un hermano tenga alguna de las enfermedades que hoy ya se tratan o se tratarán en el futuro. Un porcentaje menor lo hace por un motivo específico: porque un familiar tiene leucemia u otra enfermedad que demande un trasplante de médula ósea, o por haber tenido durante el embarazo un diagnóstico de algún problema que se esté empezando a tratar con células madre, como la fisura de paladar y el labio leporino. Ahí sí hay indicación de guardar células para operarlo y utilizar esas células como tratamiento adicional a la cirugía.

¿Cuáles son las chances de compatibilidad con un familiar?

En un hermano, del 50%. Teóricamente, hay posibilidades de que las use otro familiar, pero cuanto más se aleja el parentesco, menor es la chance de compatibilidad.

Hace dos años, una resolución del INCUCAI cuestionó la existencia de bancos privados de células madre. ¿Hay un vacío legal en torno a este tema?

Esa resolución dice que toda muestra guardada en los bancos para uso propio queda a disposición de cualquier persona que lo necesite en el país o en el exterior, y que el Estado podría expropiarla. Eso generó una veintena de demandas judiciales por parte de los padres y de algunos centros porque la donación es un acto voluntario y porque esta resolución va en contra del derecho a la privacidad de los pacientes: los centros no tienen por qué dar información sobre ellos sin su autorización. Todas las acciones fueron resueltas a favor de los particulares, aun en segunda instancia. Si el INCUCAI volviera a apelar, la cuestión pasaría a la Corte.

En tanto, ¿avanza algún proyecto de ley?

Un proyecto que regulaba los bancos fue votado en el Senado de la Nación, pero no se trató en Diputados y perdió estado parlamentario. Otra norma fue aprobada en Diputados de la Legislatura bonaerense. Y en estos días la Comisión de Salud del Senado está trabajando en dos proyectos de Emilio Rached y de Roxana Latorre. Ambos proponen la regulación de los bancos.

¿Los bancos privados “compiten” con los públicos?

De ninguna manera. En Argentina hay ocho bancos privados y uno solo público, en el Hospital Garrahan. Este banco, junto a todos los privados, guarda muestras de menos del 1% de todos los partos que se producen por año en el país. Guardar células no es un acto egoísta, sino protección biológica para hijos y familia. Uno no está privando al banco público de una muestra que el Estado guardaría para quien la pudiera necesitar. Se está guardando algo que iría a la basura.

¿Cómo funciona el banco público?

Existe desde 2005 y se nutre de muestras que son donadas por embarazadas, fundamentalmente de la Maternidad Sardá, y tiene acuerdos con dos o tres hospitales más. Es imprescindible que existan los bancos públicos porque mucha gente necesita un trasplante de médula ósea y tiene que salir a buscar una muestra compatible, y cuantas más muestras haya en el banco público, mayor es la posibilidad de compatibilidad. Es un tema clave cuando uno pertenece a un grupo étnico minoritario.

¿Qué probabilidades tiene alguien de encontrar una muestra compatible?

Alrededor del 75%. A su vez, por más que sea compatible, se tiene riesgo de rechazo y necesidad de recibir medicación inmunosupresora de por vida. Por eso la célula madre ideal es la de uno mismo.

¿Cuánto cuesta el procedimiento?

El costo inicial (la recolección de la muestra, el procesamiento, la congelación y el primer año de mantenimiento) es de 1.500 dólares. Luego, se paga una vez al año el mantenimiento, cuyo costo es de unos 130 dólares. Si en algún momento no quieren guardarlo más, la muestra se descarta.

Hay denuncias respecto a promesas falsas en torno a los tratamientos con células madre, y también cuestionamientos en torno al “marketing” un tanto perverso que hacen algunos especialistas. ¿Es ético agitar los peores miedos de los padres o insinuar irresponsabilidad en quien no guarda células?

No. Coincido en que hay maneras de ofrecer estos servicios que rozan lo sádico. Los centros son empresas privadas con fines de lucro, pero eso no implica que uno recurra a cualquier cosa.

¿Cuántas muestras hay guardadas en el país?

Entre 22 y 25 mil, incluidas las del banco público. En nuestro caso, hasta ahora hemos usado 8 muestras: cuatro han participado de un estudio sobre niños con parálisis cerebral por problemas en el momento del parto, y las otras fueron usadas por chicos con diagnóstico de labio leporino en el embarazo.

¿Quiénes guardan células madre en Argentina? La mayoría son parejas, pero también hay mujeres solas. El promedio de edad es ligeramente superior a la media. Todavía es un cuidado de clase media, de buen nivel sociocultural. Estimamos que esto ocurre porque los sectores más altos tienen la fantasía de que el dinero resuelve todo.

Copyright Clarín, 2011. – 20 Nov 2011

Acceda a una versión más extensa de esta entrevista y a un informe especial sobre células madre en Entremujeres.com

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