El "ring raje" violento: "Mami, Oscar me pegó un tiro"
Conmoción en Quilmes.
Así se lo dijo a su mamá Lucas, que quedó con una bala alojada en un vértebra cervical y está fuera de peligro. La familia conocía al agresor del barrio y hasta habían compartido cumpleaños. Está detenido por “abuso de arma y lesiones”.
Milagro: Lucas Borja en la foto que mostró su papá Daniel ayer. El grupo de chicos había tocado el timbre en otra casa. (Leandro Monachesi)
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Una travesura infantil provocó la violenta reacción de un vecino, en Quilmes Oeste, que les disparó porque estaban jugando al “ring raje”. Uno de los chicos, de 13 años de edad, recibió un tiro en la nuca. Aunque está fuera de peligro, la bala le quedó alojada en una vértebra cervical. El agresor, identificado como Oscar, fue detenido y es acusado de “abuso de arma de fuego y lesiones”. Sus vecinos no se explican qué le pasó, porque conocía a los chicos e, incluso, uno de sus hijos había ido con ellos a la escuela.
Este nuevo caso de violencia vecinal ocurrió el sábado por la noche, en una zona residencial de Quilmes Oeste. Lucas Borja y sus compañeros de fútbol del Club Santos Vega, habían ido a cenar a la casa de su entrenador, Darío Quintana, en Triunvirato y Camino General Belgrano. “Esa noche les iban a entregar las camisetas. Después de comer, salieron a jugar”, contó Mariana Bolaño, tía de otro de los integrantes del equipo.
Los chicos se pusieron a jugar al “ring raje”, un juego que atravesó a varias generaciones y que consiste en tocar un timbre y salir corriendo. Pero al hacer sonar el de una casa de calle 395 al 2500 se encontraron con una reacción desmedida. “Oscar no tiene timbre. Lo tocaron en otra casa, a dos de diferencia de la de él, y corrieron hacia la esquina. Y Oscar los empezó a correr con un revólver junto a su hijo Gabriel, de 24 años. Los siguieron una cuadra y media y se pusieron a disparar. Uno de los tiros le dio a Lucas. No entendemos qué paso, porque Oscar los conocía, porque otro de sus hijos fue con ellos al colegio”, contó Elvira Nicola, la esposa del entrenador.
Cuando recibió el disparo, Lucas se cayó, pero volvió a levantarse y con la ayuda de una mujer fue hasta la casa del entrenador, donde también estaban sus padres. “Oscar me pegó un tiro. Pero yo estoy bien. Tranquila, no pasó nada”, le dijo a su mamá, Lorena. Cuando ella vio que tenía un punto en la nuca y que le caía una lágrima roja, lo llevó a una clínica.
Mientras esperaban para que le hicieran una tomografía, Lorena le preguntó a su hijo qué había pasado. “Los chicos quisieron salir a dar una vuelta. Estaban todos vestidos con la chaqueta y el pantalón del club. Tocaron el timbre en la casa de unos vecinos y pasaron corriendo por la de Oscar. Y mi hijo me contó que esta persona salió con un arma y los corrió. Después se paró en la esquina y empezó a dispararles. Yo calculo que tiene que haberles apuntado, porque a Lucas le dio en una cervical. Le tocó a él, pero podría haberle tocado a cualquiera de los 7 u 8 chicos que estaban con Lucas”.
Esa misma noche, los vecinos se movilizaron a la casa del atacante para protestar. Finalmente, Oscar fue detenido por efectivos policiales del Comando de Prevención Comunitario. Le secuestraron un revólver calibre 22 Pasper, modelo Bagual. “Quiero que esta persona sea juzgada -reclamó Lorena-. Y el día que tenga que salir de la cárcel, no quiero que vuelva al barrio. Hace 15 años que vivimos acá y con él hemos compartido cumpleaños, porque era muy amigo de mi cuñada. Lo que pasó es algo inexplicable, sin razón, inentendible”.
En el barrio también están sorprendidos por la reacción de Oscar. Y contaron que, después de su detención, su familia cargó bolsos en una camioneta y se fue de la casa. “Yo tenía trato con la mujer, que en un momento salió a hablar y dijo que no sabe qué le pasó al marido”, afirmó Nicola. Los vecinos, además, aseguran que él nunca había tenido reacciones violentas. Aunque mencionaron que en el fondo de su casa tenía un blanco donde practicaba tiro.
Lucas permanece internado en la Clínica del Niño, en Quilmes, fuera de peligro. “Tiene el proyectil alojado -contó su mamá-. Como la zona está muy inflamada, hay que esperar a que se desinflame para ver qué conviene, si lo operan o si se va a quedar con la bala”.
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