POR MIGUEL JURADO * – Clarin
Reciclados, se utilizan para construir viviendas, hoteles, oficinas y hasta hospitales.
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Chile. En la comuna de Retiro, Sebastián Irarrázabal construyó una escuela modular mediante la reutilización de containers marítimos.
26/02/14-Clarin
Las “aulas contenedor” generaron tanto revuelo que se perdió de vista las ventajas que tiene el reuso de esas enormes cajas metálicas. Después resulta que las nuevas aulas no iban a ser containers sino que se iban a construir con paneles tipo durlock. El escándalo fue peor. Pero ojo, no es justo condenar todas las soluciones novedosas porque se considere equivocada tal o cual política educativa.
Los contenedores marítimos está siendo usados para fabricar viviendas, hoteles, oficinas y hasta hospitales en todo el mundo. Las razones, son prácticos, sólidos y baratos, pero por sobre todo: hay montones. Hace décadas que se usan para transportar mercaderías por todo el mundo y no duran más de 15 años. Se calcula que hay unos 18 millones dando vueltas por los océanos. Y sabés dónde quedan tirados los que ya no sirven, en los países que importan más de lo que exportan. Como la Argentina, donde los contenedores llegan repletos y los mismos barcos que los traen se vuelven con menos del 40% cargados.
Ahora, hacer cosas buenas o malas con los contenedores es todo un tema. El chileno Sebastián Irarrázabal es un fanático del reuso de containers. Ya hizo dos casas bien lindas con ellos y también una escuela que da envidia. Su secreto: no conformarse con la caja de zapatos que resulta de usar un contenedor en crudo. La construcción de la escuela modular de Comuna de Retiro, por ejemplo, demandó dos meses y medio. Se construyeron cuatro módulos con tres contendores cada uno para darle cobijo a 130 alumnos. Se armaron en Santiago, 300 kilómetros al norte de Retiro, y se llevaron al lugar en camiones.
No es un dato menor que la propuesta fue pensada como parte de un plan de emergencia, para reemplazar las aulas perdidas durante un terremoto y que, una vez reparadas las estructuras de la escuela, los módulos se reinstalarán en otros lugares de la ciudad.
La magia de Irarrázabal no fue la velocidad, eso es consecuencia de usar containers. Su virtud fue lograr, una vez terminada la construcción, que el contenedor inicial no parezca lo que era, que sea algo mejor, más lindo.
Ideas y realizaciones con contenedores hay muchas y muy osadas. En Ingeniero Maschwitz, a 50 minutos del Centro, por caso, se está construyendo un shopping con 57 de esas cajas metálicas recicladas. En Sochi, Rusia, donde acaban de terminar los Juegos Olímpicos de Invierno, la firma Samsung construyó un edificio de cuatro pisos con 16 contenedores reciclados, lo que para muchos representa un compromiso con la sustentabilidad. Es que, más allá de lo práctico, de los costos y del bla, bla, bla de la rapidez, reutilizar containers implica generar menos gases invernadero y consumir menos materia prima nueva.
Pero si querés escuchar cosas realmente asombrosas, te puedo contar que en Amsterdam, Holanda, existe el mayor edificio de viviendas realizado completamente con contenedores de toda Europa. Se trata de un complejo de mil unidades para estudiantes. Y en Londres, hace más de 12 años que existe todo un barrio construido con estas cajas, el Container City, una serie de 14 edificios de 15 viviendas de 30 metros cuadrados cada una que se pueden combinar con otros módulos para lograr unidades más grandes.
Aquí y ahora, los contenedores usados de 40 pies (2,6 metros de altura; 2,30 de ancho y 12 de largo) pueden costar entre 35 y 50 mil pesos. Claro que a esa estructura base hay que agregarle instalaciones, aislación térmica, ventanas, pisos, etc. etc. etc. Así, el costo de convertirlos en viviendas puede ser similar al de la construcción tradicional, pero su ventaja es la rapidez. Claro que a eso hay que agregarle ideas.
* Editor adjunto ARQ
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