La industria del contenido parece estar encontrando finalmente la manera de sobrevivir: ofrecer servicios pagos tan convenientes que le compiten, seriamente, a lo gratis.
Ahora que tengo vuestra atención con este título irresistible, aclaremos que la respuesta es, obviamente, no. La piratería no desaparecerá, pero está teniendo competidores interesantes. ¿De qué se trata? Empecemos como hacen en los diarios, contando una historia humana.
Mi hija Maga, pre-adolescente, está en pleno descubrimiento musical. Hasta hace poco, las opciones para cargar su iPod con música eran:
1. Comprarla en sitios como iTunes, a un dólar el tema o diez dólares el álbum.
2. Piratearla, con el engorro de instalar programas como utorrent o jdownloader, buscar el archivo correcto y sano, eludir las trampas de la publicidad engañosa, esperar a que se bajen, descomprimir, transferir al dispositivo, ordenar… Y todo esto se lo tendría que hacer cada vez que surja una nueva estrella en el Universo de la música para adolescentes, esto es… ¡todos los días!
Pero en estas semanas llegaron a la Argentina empresas que ofrecen una tercera opción: el servicio de música streaming. Le instalé Spotify en su iPod a Maga, la suscribí al servicio Premium ($36 por mes) y tiene a su disposición 20 millones de temas, canilla libre, en todos sus dispositivos (¡y los míos!). Puede incluso descargar las playlists para escucharlas sin conexión en el recreo. Hay versión gratis, pero tiene importantes limitaciones: sólo online y en PC, con publicidad y límite de tiempo. La calidad de audio es excelente y no hay interrupciones. El catálogo local es limitado: no encontré a los Redondos, pero sí a Pappo’s Blues.
Mientras escribo esta nota, Telefónica anuncia que ofrecerá el mismo servicio, asociándose a Rhapsody, propietaria de la marca Napster. Hay muchos servicios similares, casi todos ofrecen una versión gratuita, el más conocido es Grooveshark, que no es del todo legal y tiene varias limitaciones: es sólo online, no es gratis en dispositivos móviles, la calidad de audio es menor, y su catálogos no está bien organizados, con temas repetidos, faltantes y desordenados.
En películas hace tiempo me pasó una historia similar. Cansado de ser el proveedor oficial de la familia, le instalé Netflix a mis padres en su Smart TV. Por 8 dólares mensuales tienen canilla libre de películas. Cierto, faltan muchas, pero siempre tienen alguna para ver.
En USERS adoptamos el mismo modelo, hoy nuestros suscriptores acceden a todas las ediciones digitales de la revista y pronto lanzaremos la canilla libre de libros: por un abono mensual accederás a todos nuestra biblioteca.
La moraleja de estas historias es que la única manera de combatir la piratería es… ¡ofrecer algo mejor!, un servicio tan bueno, cómodo y barato, que valga la pena pagar. “Better than Free” según el famoso manifiesto de Kevin Kelly o, como diría el padrino: “una oferta imposible de rechazar“.
Y ustedes, ¿están dispuestos a abandonar la piratería si les ofrecen algo mejor a un precio conveniente?
Miguel Lederkremer
Director Editorial
Revista USERS
Editorial publicada en revista USERS 271 – Noviembre 2013
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