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- 12/06/14
La científica Valeria Canto-Soler lidera un equipo en Estados Unidos
Canto-Soler. Su logro puede servir para luchar contra la ceguera.
Una científica argentina, que dirige a un grupo de investigadores en la Universidad Johns Hopkins de los Estados Unidos, creó por primera vez una retina del ojo en miniatura en el laboratorio a partir de células madre pluripotentes inducidas. Un logro que podría servir para probar medicamentos antes de dárselos a los pacientes afectados por enfermedades oculares o para hacer implantes.
La investigadora es Valeria Canto-Soler, que nació en Mendoza, se graduó en biología en la Universidad Nacional de Córdoba, se doctoró en ciencias biomédicas en la Universidad Austral en Buenos Aires y se fue a los Estados Unidos en 2002 para hacer un postdoctorado. En 2008, fue nombrada profesora en la universidad y empezó a desarrollar una línea de investigación con las células madre para los problemas de visión, y ahora tuvo un gran éxito que fue publicado ayer por la revista especializada Nature Communications.
En diálogo con Clarín por teléfono, Canto-Soler -que dirige un equipo integrado por 10 investigadores- contó: “Tomamos células de la piel de adultos y del cordón umbilical, las reprogramamos y las convertirmos en células madre pluripotente inducidas, conocidas como IPS por su sigla en inglés”. Después, desarrolló un sistema nuevo y muy simple que permitió que las células IPS se diferenciaran para formar una retina en miniatura, tal como ocurre durante el desarrollo de un embrión humano. La retina en miniatura tiene células fotorreceptores que pueden detectar y responder ante los impulsos de luz. “La respuesta de los fotoreceptores a la luz es el primer paso necesario para la formacion de una imagen visual”, acotó la científica.
No es la primera vez que se generan retinas tridimensionales a partir de células madre. Se habían hecho en Japón. Pero sí es la primera vez que se consigue una retina con las células madre pluripotentes inducidas. “Este resultado -señaló- abre la posibilidad de producir retinas hermanas de las dañadas en las personas para luego probar tratamientos en el laboratorio. Esto se sumaría a la tendencia hacia una medicina más personalizada. También, se podrían hacer trasplantes de esas retinas, pero aún necesitamos más de cinco años de investigación”.
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